Llegó el momento de sucumbir definitivamente a las Fallas de Valencia

– Las Fallas, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO –

Nadie duda de que las Fallas son la fiesta icónica por antonomasia de Valencia e incluso que sean, junto con los Sanfermines, todo un referente a nivel mundial de las celebraciones populares españolas. Pero aun así, quizá sea usted uno de los que todavía no le llame la atención viajar hasta Valencia para vivirlas. Ya sea por las multitudes; o por las grandes dosis de fuego y pirotecnia (que con su ruido ensordecedor y el olor a pólvora producen un “cuasi-estado de tensión”); quizá porque la acción de quemar unas figuras (y lo que representan) no le parezca interesante; o simplemente porque la estética y farándula a su alrededor no van con usted… Sea por la razón que sea, ha llegado el momento de que le dé una oportunidad a esta fiesta protagonizada por el fuego.

Las falleras a su paso por Fitur 2017. Foto: A.Romero en fallas.com
Las falleras a su paso por Fitur 2017. Foto: A.Romero en fallas.com

 

Que las Fallas de Valencia hayan sido recientemente declaradas una expresión cultural de sumo interés para el patrimonio social y festivo del planeta, o lo que es lo mismo, “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO… será por algo, ¿no cree? Un título que pone en valor su particularidad y cuya finalidad es acercar la fiesta valenciana al resto del mundo, además de mantener vivas unas prácticas tradicionales a lo largo del tiempo.

La Organización de las Naciones Unidas reconoce que es una tradición única, una fiesta que involucra a miles de valencianos y visitantes, y que supone una fuente de creatividad colectiva. Mucho han tenido que ver en la decisión los valores estéticos de la celebración y sus rituales heredados de generación en generación. Y más allá del reconocimiento que en sí mismo supone, este título salvaguarda la perpetuidad de esta fiesta, en la que intervienen una multitud de sectores artesanales y tradicionales. De hecho, gracias a las Fallas se han mantenido vivos algunos oficios y tradiciones, que de no ser por el motor económico que supone la festividad, habrían desaparecido.

Tras haber sido declarada como Patrimonio de la Humanidad, como no podía ser de otra manera, este año las Fallas han sido una de las grandes protagonistas dentro del estand de Valencia en Fitur. La Oficina de Turismo valenciana en la 37 edición de esta feria profesional se ha volcado en promocionar la ciudad como destino gastronómico y cultural. Y en concreto dentro de este último, los dos principales reclamos culturales para el 2017 van a ser: el nombramiento de Valencia por la Organización Mundial del Turismo como sede para celebrar (del 29 al 31 de marzo) el encuentro de todos los países que forman parte del programa “Ruta de la Seda” (que promueve el turismo sostenible y la conservación del patrimonio a lo largo de dicha ruta histórica). Y por supuesto, las Fallas.

 

Presentación en Fitur de Las Fallas, Patrimonio de la Humanidad. Foto: A.Romero en fallas.com
Presentación en Fitur de las Fallas, Patrimonio de la Humanidad. Foto: A.Romero en fallas.com

 

Al acto de presentación del Título Cultural por la UNESCO en Fitur, asistieron personalidades valencianas como el Alcalde de la ciudad, Joan Ribó, y la Fallera Mayor de Valencia, Raquel Alario, y su Corte de Honor al completo.

De las 70 fiestas al año que se celebran en la Comunidad Valenciana (lo cual da buena cuenta de la importante cultura festiva de la región) “la joya de la corona son Las Fallas, el mayor festival de arte en las calles”, según Raquel Alario. Por su parte, el Alcalde de Valencia, Joan Ribó, destacó su carácter patrimonial y cómo el vivir las experiencias y las emociones en las Fallas ayudan a percibir Valencia como un destino singular. A lo que Pere Fuset, el Presidente de la Junta Central Fallera, añadió: “Su máxima expresión es la Mascletá, el ritual de pólvora, y la Cremá, la razón de ser de la fiesta: quemar para volver a nacer, renovarse cada año”.

Y en verdad las Fallas son mucho más que fuego y ruido, es un gran espectáculo en sí mismo; son tradiciones a la par que tendencias; es majestuosidad; sátira, humor y emoción. Durante esos días en la ciudad del Turia se respira el ambiente festivo entre el incesante batir de los petardos, el humo de la pólvora, el colorido de los ninots y la música de más de 400 bandas. Son días para tener un pretexto para comer, celebrar y participar en el estruendo. Hay algo de mezcla de reflexión hacia la crítica social con exaltación emocional. La indumentaria impecable, la escenografía soberbia y las tradiciones en su pleno apogeo. Y todo ello, naturalmente, bien horneado con ese toque inconfundible del arroz valenciano.

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