El mejor café en siete ciudades de Europa que nos vuelven locos
Iniciamos una serie de artículos prácticos, perfectos para ser consultados y leídos no solo en vacaciones, sino en cualquier momento en el que nuestro trabajo o una siempre bienvenida escapada nos obliguen a desplazarnos fuera de nuestra ciudad. Vamos a recopilar diferentes direcciones en varias ciudades del mundo para disfrutar de las más recurrentes delicatessen. Y empezamos, cómo no, por la bebida más consumida del mundo después del agua, el café. Prepara tu paladar para los lugares donde siempre podrás disfrutar de la calidez de esta adictiva bebida, que sola, con leche, hielo o de cualquier manera que se te ocurra es tan reconfortante como el mejor de los abrazos. Nos centramos, de momento, en el mejor café en siete ciudades de Europa de las que enganchan. Veintiún locales para aferrarse a la taza.
En La Bicileta Café tu bebida favorita va sobre dos ruedas.
Madrid
En esta ciudad hay varios sitios que nos gustan especialmente para disfrutar de un buen café. Los elegantes y nostálgicos deberán pedirse uno en Embassy. Una de las cafeterías-pastelerías más míticas de la capital. Fue fundada en 1931 cuando la irlandesa Margaret Kearney Taylor, decidió abrir un salón de té porque echaba de menos en Madrid un lugar donde las mujeres de la burguesía pudieran reunirse para charlar. El local situado en Paseo de la Castellana 12, un sitio estratégico entre las embajadas alemana y británica, fue lugar de intrigas y espionaje durante la Guerra Civil y después en la II Guerra Mundial. Tras 86 años echó el cierre pero afortunadamente, sus otros locales, en Aravaca, Moraleja y la calle Potosí, siguen a toda máquina sirviendo los imprescindibles tés ingleses y su café sobresaliente. Y sí o sí, hay que pedir, su deliciosa tartaleta de limón.
En pleno Chueca está Faraday. Un agradable local que parece una tienda de vinilos pero en realidad es una cafetería. Eso sí, puedes rebuscar entre los vinilos para que suene ese disco mientras pasas el rato allí. También encuentras revistas, bisutería y objetos de decoración vintage. Alrededor de sus cafés de filtro y sus tés se organiza la carta donde las tartas y bizcochos caseros ponen la nota dulce.
Si queremos algo más indie, en Malasaña encontramos La Bicicleta Café (Plaza de San Ildefonso 9), templo de los aficionados a este medio de transporte y donde disponen de una estupenda máquina, aunque suele estar bastante lleno. Y si queremos algo más multicultural, nos adentraremos hasta Lavapiés para llegar a Cafelito (Sombrerete 20), donde su dueño, antaño recolector, tiene una carta de cafés exquisita: no os perdáis el café frío Cafelito.
Barcelona
Si quieres disfrutar de un café estupendo o comprar bien asesorado, tienes que ir sí o sí a Cafés El Magnífico (Argentería 64), donde además disponen de todos los aparatos de última generación para seguir las tendencias de esta bebida (que también las tiene), como el cold brew. Satan’s Coffee Corner (L’Arc de Sant Ramón del Call 11) es otra dirección imprescindible, con un toque canalla que encanta a los barceloneses y a sus visitantes. Marco, su dueño, es hijo de tostadores de café y trabaja con marcas de competición para garantizar el mejor sabor posible.
Y conviene también acudir a Nomad Coffee (Pasaje de Sert 12), un sitio donde ellos mismos dicen que no solo se divierten tostando y sirviendo cafés (excelentes, hay que añadir). Además, organizan talleres, catas y formaciones, tienen una asesoría para empresas, diseñan gagdets para los aficionados del mundillo del café y hacen eventos en torno a esta exquisita bebida.
París
Resulta casi un pecado ceñirnos a una selección reducida en el caso de una ciudad donde los cafés son parte imprescindible de su historia y vida cotidiana (hay más de diez mil). Pero habrá que intentarlo. Un lugar imprescindible es el bellísimo Café de la Paix (Plaza de la Ópera 5), cuyo lujo en la decoración y su historia (abrió en 1862) lo convierten en una auténtica institución. Imprescindibles sus pastelillos inspirados en grandes modistos.
En Montparnasse, el barrio bohemio por excelencia, encontramos Le Select (Boulevard du Montparnasse 99). Picasso, Henry Miller… fueron algunos de los artistas que lo visitaron y que seguro que probaron su famoso babà al ron. Y si quieres una ubicación especial, entonces no lo dudes y visita el Café Marly (Rue de Rivoli 93), bajo las mismas arcadas del Museo del Louvre y muy cerca del Carrousel y del Jardín de Tullerías. Su elegante decoración fue diseñada por Olivier Gagnère. Excelentes vistas de la pirámide acristalada.
Londres
En la ciudad del té la moda del café también vive la efervescencia que la ciudad más moderna de Europa sabe dar a cualquier corriente que se precie. Y, como buenos curiosos que somos, no nos resistimos a recomendarte que visites un local «para mear y no echar gota». Literalmente (no se asusten por la expresión) porque hablamos de Attendant, una cafetería montada en lo que en la época victoriana fue… un baño público subterráneo. Sus dueños tardaron dos años en reformarlo sin renunciar al buen gusto y a grades dosis de humor, como el hecho de conservar la porcelana decimonónica de los urinarios a modo de mesa. Demasié.
Si queremos un buen producto y un entorno contemporáneo vayamos a Kaffeine, con locales en el 66 Great Titchfield y en el 15 de Eascastle. Nos encontraremos con cafés excelentes con espíritu australiano y usando una máquina Synesso Cyncra, de las mejores del mercado. También encontraremos tés de calidad y comidas y bollería preparadas con mucho mimo por su equipo de chefs con productos de mercado. También es excelente el de Prufrock Coffee, fundado por Gwilym Davies, campeón del mundo del World Barista, algo así como la Champions League del cafeteo. Dos plantas donde, además de servir muchas variedades de café y poder adquirir los más variados complementos, entrenan a baristas y organizan eventos.
Milán
La capital de la elegancia de Italia es famosa por sus aperitivos, pero también cuenta con un amplio arsenal de cafeterías donde tomarte un magnífico espresso (en uno o dos tragos, se toma rápido y uno se marcha, marcan los cánones). El favorito de Verdi y del rey Umberto I era el conocido Zucca in Galleria (Galleria Vittorio Emanuele esquina con la Piazza Duomo), donde ya desde entonces presumían de servir el mejor de la ciudad, y que conserva su personal ambiente. También es histórica la pastelería Cova (Monteleone 8), fundada en 18717 por un soldado de Napoleón que cambió las armas por los bártulos de la repostería para abrir uno de los cafés más queridos por los milaneses, que no se resisten a acompañar sus cafés (de Brasil y Centroamérica, fundamentalmente) con alguno de sus tentadores pasteles, pannetones, pandoros y familia.
Y si te pilla mejor de ubicación, entonces no dudes en entrar a Taglio (Via Vigevano 10). Fundado por varios profesionales de esta cultura cafetera, utilizan la máquina Marzocco, que definen como la Ferrari de las máquinas de café ya que está hecha a mano y garantiza la óptima concentración en la preparación. Ofrecen varios cafés tradicionales (capuchino, varios espressos) y otros más especiales, como el aeropress (obtenido del filtrado por presión manual) o el chemex (filtrado con papel o metal, según la pureza deseada), solo para puristas. Pero los cafés es solo una parte de lo que aquí encuentras, es tienda de comestibles y restaurante.
Roma
La Casa del Caffé Tazza d’Oro (Via dei Pastini 11) es uno de los imprescindibles de la ciudad eterna, y está maravillosamente situado al lado del Partenón. Atesora todo el sabor añejo de un local donde tuestan, venden y preparan, probablemente, el mejor café de la ciudad. Aunque los dueños de Sant’Eustachio (Piazza Sant’Eustachio, 82), su gran rival, nos discutirían esta afirmación, porque también lo preparan muy bien y son muy conocidos. Concienciados con las condiciones de los productores, adquieren un café de gran calidad pero también de comercio solidario de países como Etiopía, Brasil, República Dominicana o Galápagos. Si queremos algo más de modernidad no dudemos en dirigirnos hasta el Caffè Letterario, un espacio intercultural donde hay librería, múltiples actividades e incluso un espacio de coworking. Y sí: el café no defrauda.
Berlín
Esta ciudad que uno no se cansa de visitar también se encuentra muy apegada a la cultura de los cafés. Y si hay uno que es recomendable visitar, por su sencillez y su deliciosa repostería, es el Bulchwald, en Hansaviertel. Llevan desde 1852 realizando las espectaculares baumkuchen, un tradicional pastel alemán por capas que hay que probar, si es posible y el tiempo lo permite, en su terraza ajardinada.
Si queremos disfrutar de nuestra bebida favorita con toda la profesionalidad del mejor barista, vayamos a The Barn. Tienen varios locales por la ciudad. El primero y el que más nos gusta está en el centro (Mitte) en Invalidenstraße 112, cerca del Museo de Historia Natural de Berlín, el Museo de arte contemporáneo Hamburger Bahnhof y el Instituto KW de Arte Contemporáneo. Sus cafés, que tuestan in situ con rigor, provienen fundamentalmente de microproductores que comparten su pasión, y garantiza también su sostenibilidad al conseguirles más ganancias que si los vendieran en circuitos tradicionales, donde los intermediarios hacen su agosto. Este grupo son además los organizadores de un festival de café que se realiza todos los años en la capital alemana.