Edy Più: una osteria donde van los florentinos

Producto, frescura y sencillez. Son las tres claves de la cocina toscana, un arte fraguado durante generaciones en los fogones de las mammas y los cuochi de una región bellísima. Florencia, su capital, es un hervidero de turistas en el que puede resultar difícil empaparse de esa cocina que requiere de tiempo y una materia prima excepcional, tal calmada como su paisaje y sus campos. Hoy descubrimos Edy Più, una osteria donde van los florentinos en las colinas de la región a dieciocho kilómetros del centro. Un pequeño paraíso argentado de olivos donde disfrutar del verdadero sabor toscano, lejos de las hordas de japoneses, las aglomeraciones y las clavadas proverbiales.

Imagen de la página de Facebook de Edy Piu.
Imagen de la página de Facebook de Edy Piu.

Para llegar hasta Lastra a Signa, localidad donde está nuestro restaurante, tenemos dos opciones básicamente. Una es coger un taxi; la otra, ir en coche (la más cómoda, si es que contamos con una macchina). Para ello deberemos coger la FI-PI-LI, una carretera que comunica la capital y varias de sus localidades con Pisa y Livorno. En uno de los primeros desvíos encontraremos el municipio, donde hay señales que nos llevarán a lo alto del cerro poblado de olivares donde se encuentra el caserón de esta conocida osteria, al final de un empinado camino donde es mejor que no nos encontremos de frente con otro coche: nos tocará ir marcha atrás si el conductor no hace gala de la clásica hospitalidad fiorentina.

Por fin llegaremos a la osteria, ubicada en una casa padronale (de campo) levantada sobre las ruinas de un antiguo convento. Si solo queremos picar algo, nos dirigiremos al bar de la entrada; si acudimos en invierno nos acomodarán en el piso superior. Pero si contamos con buen tiempo, es absolutamente recomendable disfrutar de su preciosa terraza, rodeados por la vegetación toscana, con Florencia y sus pueblecitos a nuestros pies. Ir en agosto, además, con gran parte de la clientela habitual de vacaciones, nos garantiza mesa seguro, y una quietud que se agradece cuando se está tan harto de las multitudes de la Galeria degli Uffizi, della Academia y del Duomo.

De la ciudad al campo

El restaurante Edy Più nació en 1961 en la plaza Savonarola de Florencia de manos de Edy y Mario, descendientes de una saga de hosteleros de Montecatini Terme (Pistoia). La buena mano de la dueña a la hora de recrear la sencilla y sabrosísima cocina toscana y su visión personal de la cocina de la región le dieron fama y el reconocimiento de los críticos y el público. Edy se convirtió en la “Regina del Fungo” (la reina del champiñón), aunque en 1980, problemas familiares y de salud obligaron al cierre del establecimiento. No duró demasiado el cierre, ya que en 1988 la hija del matrimonio, Miriam, junto a su marido Jonathan, recuperaron la esencia de esta hostería lejos del bullicio de la capital hasta este pequeño pueblecito donde recupera el mimo de la fundadora por el buen comer.

La carta, de precios medios (muy económicos si comparamos la relación calidad-precio con muchos locales capitalinos), es completa y contamos con una gran variedad de pastas, aperitivos y carnes preparadas en madera de olivo. Hay, sin embargo, algunas especialidades que merecen ser probadas, como sus estupendos crostini (canapé) de hígado, tomate y queso o salsa de setas o la insuperable panzanella, una ensalada de pan, tomate, pimiento, albahaca y cebolla que resume la honestidad del sabor toscano. Para disfrutar de estos platos, junto al lardo (especie de panceta del cerdo) y otros embutidos locales, merece la pena pedir el abundantísimo aperitivo toscano, que incluye todos ellos junto a un gran plato de olivas ¡por solo doce euros!

Aperitivo toscano, con los embutidos y encurtidos en primer plano.
Aperitivo toscano, con los embutidos y encurtidos en primer plano.

Los placeres de la carne

La pasta es una buena opción (fusilli y pappardelle son excelentes), aunque lo mejor es dejarse llevar por el lado más carnívoro del espíritu y disfrutar de dos de las especialidades de la casa: la bistecca alla Fiorentina (plato típico de la zona), un enorme chuletón de tres dedos de alto que supera el kilo de peso y recomiendan para dos personas (aunque un estómago flexible y paciente podrá con él en soledad). También es exquisita la tagliata, de novillo, lonchas tan untosas como la mantequilla, acompañadas de hierbas de la campiña. Simplemente delicioso. Otro producto que manejan bien aquí es el conejo, guisado con mucho ajo y romero y abundante vino blanco. Para terminar, hay que disfrutar de los dulces caseros de la casa. Tienen fama entre los parroquianos la bavaresa y la sfoglia alla mele, un hojaldre de manzana y crema inglesa. Sin embargo, quien escribe estas líneas y su acompañante se decantaron por un cremoso helado llamado Il David, que preparan en una heladería de la zona con productos locales: fior di latte, vainilla de Madagascar y arándanos en una copa abundante que no olvidarán.

Tagliata para un comensal con hierbas y aceite de oliva.
Tagliata para un comensal con hierbas y aceite de oliva.

Si hay un copiloto que no haya bebido debemos también dejarnos aconsejar por el amable personal y probar sus vinos (no olvidemos que estamos cerca de Chianti). Hay doscientas referencias, toscanos y de otras regiones. Si les gustan los blancos frescos y afrutados no dejen de probar el Vernaccia di San Gimignano (ni de visitar ese pueblo, es hermosísimo). Y no olviden probar el pan hecho en la casa: crujiente y ligero, es un no parar. Y sigan este consejo: disfruten del paisaje, olviden los incontables monumentos que les quedan por visitar en Florencia y dense tiempo para disfrutar de la comida, las vistas y la sobremesa. Sean un poco florentinos y disfruten de la vida sin prisas.

Un lugar para disfrutar de la cocina de la Toscana como un florentino.
Un lugar para disfrutar de la cocina de la Toscana como un florentino.

Rosalía Martínez

Aunque mi nombre es Rosalía Martínez, todo el mundo me conoce como Piti. Periodista gastronómica de profesión, tengo igual de inquietos el espíritu y el paladar, así que me apasiona viajar y descubrir sitios fantásticos para comer. Y contarlo y recomendar, claro. Epicúrea convencida. Cuando no como o viajo, leo y veo series.

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