La velocidad, símbolo del Rolex Daytona, llevada hasta la velocidad estratosférica

Quizás haya sido una cuestión simplemente estética y de exclusividad superlativa la elección de meteorito como el material para el último Daytona. Porque el mundo automovilístico poco tiene en común con el espacio en general y los meteoritos en concreto. Pero sin embargo, si el Cosmograph Daytona es el tributo por excelencia de Rolex a la velocidad (de las carreras automovilísticas), ¿qué material se podría utilizar que represente la velocidad llevada al extremo, al infinito? Un meteorito es la respuesta para la marca suiza. Y desde luego que pensar en la velocidad de estos elementos es pensar en velocidades estratosféricas, cósmicas, del orden de cercana a los 70.000 km/h.

Detalle de la esfera de meteorito

Si bien en breve estaremos hablando de las novedades presentadas en la próxima edición de la feria Baselworld, que este 2022 se celebrará del 31 al 5 de abril, y donde quizás Rolex presente nuevos modelos de su icónico Cosmograph Daytona, en Aircrewlifestyle como grandes apasionados del cielo y del espacio no hemos querido dejar pasar la oportunidad de escribir sobre una de las tres modalidades exclusivas presentadas el año pasado en oro de 18 quilates, y en este caso el terminado con la esfera elaborada con meteorito metálico.

Daytona, un reloj diseñado para la velocidad

El Cosmograph Daytona es el reloj de referencia de los apasionados de los automóviles y la velocidad, y también uno de los cronógrafos más codiciados para el resto de los mortales.

Su nombre Rolex Oyster Perpetual Cosmograph Daytona se debe, por supuesto, a la localidad de la costa de Florida pues su playa larguísima se convirtió en uno de los primeros circuitos de competición en 1903. Y por tanto, una de las cunas de la velocidad automovilística de donde salieron leyendas de las carreras con los que Rolex fomentó fuertes lazos. Como Sir Malcolm Campbell, el «Rey de la Velocidad», que llevaba un Rolex Oyster cuando superó la barrera de las 300 mph (485 km/h) al volante de su Bluebird en 1935.

Intento de récord mundial de velocidad en tierra de Sir Malcolm Campbell en la playa de Daytona en 1935.
Sir Malcolm Campbell al volante de su Bluebird

La relación de la relojera con esta competición, Daytona International Speedway, se fue afianzando. A principios de los años 60 (1963), el gran premio que se entregó al campeón fue el primer reloj de esa saga Cosmograph, un reloj que había llegado al mundo para responder a las necesidades de precisión, fiabilidad y legibilidad de los pilotos de carreras. Y poco después, para enfatizar la conexión de la marca con el circuito americano, Rolex bautizó el modelo como el Oyster Perpetual Cosmograph Daytona. Y ya en 1992, Rolex se convirtió en el patrocinador principal de las 24 horas de Daytona, una agotadora carrera que marca la apertura de la temporada internacional de automovilismo en Estados Unidos.

El Cosmograph inaugural de 36 mm estaba construido con un movimiento mecánico de cuerda manual y equipado con la legendaria caja Oyster de Rolex. Lo más notorio del reloj era el desplazamiento de la escala taquimétrica de la esfera al bisel. Lo que hacía que para empezar la esfera pareciera menos recargada y lo más importante, que con el uso de colores contrastados los contadores del cronógrafo destaran mejor, algo ideal en condiciones difíciles de carrera.

Con el paso del tiempo, este cronógrafo deportivo ha experimentado toda una serie de mejoras externas e internas, ampliando los límites de sus capacidades técnicas. Hoy en día es una elección perfecta para medir intervalos de tiempo y determinar velocidades medias.

Oyster Perpetual Cosmograph Daytona con material extraterrestre

Así llegamos hasta la última versión de la saga, el Oyster Perpetual Cosmograph Daytona de oro blanco de 18 quilates, con brazalete Oysterflex y con esfera de meteorito y negra. Es un cronógrafo automático de aspecto poderoso pero con esa serenidad tan Rolex. Serenidad a la que en esta ocasión añade una nota de excentricidad con el empleo del material del espacio.

El último Rolex Daytona cuenta con una esfera única elaborada con meteorito metálico

El meteorito que luce la esfera procede de un asteroide que explotó hace millones de años impulsando fragmentos por todo el sistema solar. En su viaje interplanetario, este material extraterrestre natural, compuesto principalmente de hierro y níquel, se enfría unos pocos grados Celsius cada millón de años, creando una cristalización única y distintiva dentro del material que es imposible de recrear en la Tierra. Son unas fascinantes y variadas formaciones cristalizadas conocidas como patrones de Widmanstätten.

El meteorito metálico es difícil de trabajar, pero una vez que se corta en secciones delgadas y se le aplica un tratamiento químico, se revela la gran belleza de su estructura interna rocosa rica en diferentes formas y reflejos. Cada sección es distinta por lo que cada reloj es único.  

El reloj va impulsado por el movimiento perpetuo calibre 4130, mecánico de alto rendimiento desarrollado y fabricado en su totalidad por Rolex.

Los contadores de cronógrafo van en la posición de las 3 h, las 6 h y las 9 h. Al ser de color negro, ofrecen un contraste único con el inusitado acabado de la esfera. Sus funciones de cronógrafo se activan mediante los pulsadores. Por su parte, el bisel de cerámica taquimétrico (llamado, por Rolex, Cerachrom) negro monobloque permite medir una velocidad media de hasta 400 millas o kilómetros por hora.

Oyster Perpetual Cosmograph Daytona con la esfera de meteorito puede elegirse en oro blanco, rosa y amarillo. Y monta sobre el icónico brazalete Oyster o el brazalete Oysterflex. El primero lleva en la casa Rolex desde los años treinta, y es un brazalete de metal robusto y confortable con los famosos y personales eslabones de tres elementos planos. Sigue siendo el más universal de la colección Oyster.

Oro blanco de 18 quilates

La versión del reloj más joven es con el brazalete Oysterflex, que le otorga un acabado estéticamente muy potente y deportivo. Desarrollado y patentado por Rolex, en su interior va compuesto por unas láminas metálicas superelásticas, fabricadas con una aleación de titanio y níquel; y a su vez sobremoldeada con elastómero negro de alto rendimiento. Este material posee una gran duración y resiste especialmente bien a las agresiones ambientales y ello sin renunciar en absoluto a las ventajas de la flexibilidad, el confort propio de la correa de elastómero.

El brazalete va provisto de un cierre de seguridad (el modelo Oysterclasp) y cuenta además con la cómoda extensión (Easylink), que es un sistema patentado por Rolex que permite ajustar fácilmente su longitud en 5 mm aproximadamente, con el fin de ofrecer una comodidad óptima en cualquier situación.

Con versiones como estas, los Cosmograph Daytona de Rolex se mantienen en lo alto de los cronógrafos deportivos de lujo y con una clase propia innegable. Tanto en los términos relojeros por antonomasia -fiabilidad, durabilidad y precisión exacta- como a nivel exclusividad -tener un trocito del espacio en tu muñeca no es cualquier cosa- y a nivel estética –que impresionan con su buena apariencia-.

Fotos: © Rolex

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