Plan gastro: en bici hasta el arroz de la Albufera de Valencia

Basta una primera incursión con el tenedor a alguna «señora paella» -no entran en esta categoría las normalitas ni las ideadas para los incautos e inexpertos turistas-, para evocar los buenos momentos en torno a la mesa: esas comidas riquísimas de verano al aire libre que se alargan hasta casi la cena, o esas reuniones familiares de cuando éramos niños en torno a la paella cocinada por nuestra tía, que te sabía a gloria bendita tras el momento “jauría de primos” -que hacía llegaras a la mesa con un hambre atroz-. Hoy te proponemos una escapada comidista y biciclista a la Albufera, la cuna de la paella, para aprender del mundillo del arroz valenciano y disfrutar a partes iguales de ello y de un agradale paseo en bici. Y por supuesto, para revivir la agradable sensación que se conecta en nuestro cerebro cuando comemos una de esas paellas de las “buenas-buenas”.

 

Las paellas siempre son mejores a leña.
Las paellas siempre son mejores a leña.

 

La paella es a Valencia como la fabada es a Asturias o el salmorejo a Córdoba. Una obviedad dirá usted, y además muy simplona. Tampoco es nada nuevo decir que Valencia sea la cuna del cultivo arrocero en España. Pero ¿por qué Valencia, qué hace a esta región tan especial para el cultivo y elaboración del arroz? Pues, como en cualquier otra especialización regional, se debe sencilla y llanamente a los propios enclaves naturales de la zona, o más concretamente a la climatología, el agua, los suelos y la vegetación. Y es que aquí en Valencia, la combinación de todo ello supone el marco perfecto para los cultivos de regadío: la huerta, cítricos y arrozales; es decir, los tres grandes ases de la gastronomía valenciana. Seguimos sin decirle nada que no supiera ya… pero conocimientos aparte, si las paellas y los arroces al horno se encuentran entre sus platos favoritos, y sobre todo… si el buen comer es su inspiración para viajar, acompáñenos en este recorrido en bici por los arrozales del Parque Natural de la Albufera.

Nos dirigimos a su origen: los cultivos, para conocer este peculiar ecosistema y para adentrarnos en la actividad arrocera. Y después… lo mejor: disfrutar de una buena paella, ya sea de marisco, mixta, de pollo y conejo, o la más icónica y difícil de imitar: la valenciana de judía verde y “garrofó”. Lo más auténtico es degustarla después de un paseo en barca por el lago y sus canales en las antiguas barracas de los labradores y pescadores. Pero antes de nada, el aperitivo: saborear este increíble paraje natural en Valencia.

 

Pedanía de El Palmar en la Albufera. Imagen: Manuel García
Pedanía de El Palmar en la Albufera. Imagen: Manuel García.

 

El Parque Natural de la Albufera es uno de los grandes tesoros de los valencianos. Y en verdad la naturaleza ha sido generosa aquí. Incluye el lago más grande de España (casi tan grande como la propia ciudad de Valencia -2.100 hectáreas-) y se trata de una de las zonas húmedas más importantes de la península ibérica (incluso está incorporado a la lista de Zonas Húmedas de Importancia Internacional); además de estar declarado como Zona de Especial Protección para las Aves Silvestres.

 

Las aguas tranquilas del lago de la Albufera que sólo alcanza una profundidad máxima de 1,5 metros.
Las aguas tranquilas del lago de la Albufera sólo alcanzan una profundidad máxima de 1,5 metros.

 

Junto con el lago, las 21.000 hectáreas de parque incluyen otros tres diferentes entornos: una franja de dunas que separa el lago del mar, llamada la devesa de El Saler, y que está formada por las arenas arrastradas de la corriente marina y las arrastradas por el río Turia; un marjal dedicado a los arrozales y las huertas; y las zonas de monte. En total, cuatro distintos hábitats que permiten la existencia de una flora y fauna súper diversa. La biodiversidad es tan amplia que concentra más de 800 especies de plantas y 350 de aves, y tan sorprendente que incluso viven unos mamíferos depredadores y carnívoros, a medio camino entre los perros y los gatos, descendientes de las mascotas de los antiguos pobladores árabes.

El paisaje verdaderamente es muy especial y singular. Además de las dunas y los bosques de pinos y arbustos, aquí el agua lo invade todo y organiza los marjales y los canales en el interior del parque y las marismas al borde del mar. Por lo que ante la imperiosa presencia del agua, pasear en barca se presenta como la opción más natural y apetecible para explorar y disfrutar del sitio. A través de las acequias y canales irá observando los arrozales y la variedad de especies de aves.

Ruta del arroz en bici

Hay hasta 5 rutas señalizadas -a pie o en bicicleta y por su cuenta o con guía- para llegar al corazón del Parque. Nosotros hemos elegido ir en bici. Nos ha parecido una manera cómoda, bucólica y divertida de visitar este paraje natural. Y como buenos viajeros gastronómicos que somos, hemos elegido la ruta del arroz guiada que organiza Turismo de Valencia VCL. El recorrido comienza en el centro de Valencia (el punto de salida y llegada es la oficina de turismo en la plaza del Ayuntamiento), y continúa en dirección a El Saler para desde allí adentrarnos en pleno corazón de la Albufera. Son 4 horas aproximadamente de recorrido.

 

En bicicleta, el paso por la Albufera se hace muy agradable y más dinámico que a pie.
En bicicleta, el paso por la Albufera se hace muy agradable y más dinámico que a pie.

 

La zona que ocupa el parque natural, un amplio terreno costero invadido por zonas pantanosas de escasa profundidad, es el lugar ideal para el cultivo del arroz (y dónde, en cambio, otros cultivos son imposibles). En esta provincia se produce el 30% del arroz nacional, y sólo en el Parque Natural de La Albufera y la población de Sueca se concentran más de 9.000 hectáreas dedicadas a este cultivo.

La zona está llena de marjales. Es por ello que Valencia sea la cuna del cultivo arrocero en España. Foto: Wikiloc - autor Garmind
La zona está llena de marjales. Es por ello que Valencia sea la cuna del cultivo arrocero en España. Foto: Wikiloc – autor Garmind

Mientras disfrutamos de la vista a nuestro paso por dunas, canales y algún tramo de tierra firme del interior… el guía nos adentra en la historia, tradiciones, flora y fauna de la zona.

Campanillas de mar, plantas anfibias, palmitos, madreselvas, tomillo, romero, matorrales, juncos, pinos… es parte de la vegetación que nos vamos encontrando. Esta excursión también incluye un agradable paseo en barca. Navegando entre las grandes matas de cañas, podemos ver las aves que habitan en la Albufera. Llévese prismáticos para, además de al sinfín de enclaves, contemplarlas en silencio. Seguro que verá más de una garza real (hay más de 1.000 ejemplares anuales) y al pato colorado (17.000 aves); y en menor medida, al alcatraz y la agachadiza. También aprenderá que en el lago sobre todo se pescan anguilas y mújoles.

Y por supuesto, nuestro guía acompañante nos da detalles de lo que aquí nos ocupa: conocer más de cerca el mundillo de los arroces valencianos y su cultivo. Por ejemplo, descubrir las diferentes variedades de arroz que se cosechan en la Albufera y cómo se cultiva el arroz en sus diferentes fases y estaciones. Con suerte, la visita puede permitir ver in situ la actividad del momento, ya sea la siembra, el plantado o la trilla.

A lo largo del año el paisaje en los arrozales va cambiando radicalmente: en verano son verdes, azules en invierno y marrones en las fases en que la tierra queda al descubierto. En mayo se realiza la siembra, en septiembre vemos la siega de los campos y en noviembre la inundación del marjal. Pero la escena es siempre bella: inmensas extensiones planas sólo interrumpidas por las rodadas de agua y los surcos de tierra con los tallos de las cosechas. Por cierto, los atardeceres son espectaculares contemplando las tonalidades doradas y rojizas de la puesta de sol sobre el agua.

 

La puesta de sol: parece que el tiempo se detenga al borde del lago.
La puesta de sol: el tiempo parece que se detenga al borde del lago.

 

Lo mejor, el culmen de esta escapada, es: sentarnos a la mesa alrededor de una buena paella valenciana. Y está usted en el lugar perfecto puesto que las tierras próximas a la Albufera junto con la comarca de Sueca, con restaurantes especializados en múltiples versiones de arroz, son las más antiguas y tradicionales.

Nuestra recomendación para experimentar la temática del viaje con el paladar es que se acerque a la pedanía de El Palmar, situada a orillas del parque natural. Con vistas al mismo, es el lugar más auténtico para disfrutar de la clásica valenciana con judía ferradura, garrofón, pollo y conejo, o si lo prefiere, cualquier otra versión (la variedad de arroces es enorme). Y si ya viene con varias paellas a sus espaldas durante su estancia en Valencia, alternativas a los arroces pero igual de tradicionales y espectaculares son el All i Pebre (guisado de anguila de La Albufera) o una Llisa (un pescado) a la sal. Los encuentra en todos los restaurantes de El Palmar.

Por cierto, en una de las barracas de El Palmar es donde se rodó en 1978 la popular serie de televisión Cañas y Barro, basada en la obra del autor valenciano Blasco Ibáñez.

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