TÓTEM Madrid: moda, cultura y gastronomía para un hotel sofisticado
Madrid crece cada día como un destino imprescindible del turismo en España. Además de su patrimonio artístico, Madrid es cultura, espectáculo, cocina y una vibrante capital donde todos tenemos cabida. Los amantes del lujo y la sofisticación asisten a una interesante oleada de inauguraciones hoteleras. El último hotel para los viajeros selectos es TÓTEM Madrid, un espacio situado en pleno Barrio de Salamanca. Rodeado de las boutiques de las firmas imprescindibles de moda, de magníficos restaurantes y tiendas imprescindibles, es el último recién llegado y promete convertirse también en un punto de referencia para los “gatos”, y no tan gatos, más inquietos.
El hotel, con cuatro estrellas y 67 habitaciones, lleva funcionando desde junio 2016 y es la nueva adquisición del grupo Marugal, que también gestiona en la capital el Urso Hotel & Spa desde 2014. En el caso de este nuevo establecimiento, ocupa un señorial edificio del siglo XIX; una moderna restauración, firmada por el estudio de decoración Corium de Barcelona, ha sacado lo mejor de la edificación para aunar comodidad, historia, elegancia y comodidad sobre sus vetustos cimientos. Se trata de un espacio sofisticado, con lujosos acabados sin caer en excesos innecesarios. Elegante y vanguardista, TÓTEM aspira a ser el nuevo hotel icónico de la capital desde el “menos es más”.
Hay cinco tipos de habitaciones. Las Dobles TÓTEM (desde 176 euros por noche) son la opción más asequible de este hotel boutique. Situadas alrededor del patio del hotel, cada estancia está decorada con diferentes colores y telas y ofrece una estancia tranquila y apacible con numerosos detalles, como una reconfortante ducha efecto lluvia, todo tipo de amenities orgánicas y diferentes comodidades de lujo. Por un poco más (desde 198 euros), la habitación Deluxe Exterior nos permite asomarnos a las vitales calles de Hermosilla o Lagasca, epicentro de cualquier entusiasta de las compras. Son particularmente encantadoras las Deluxe Ático (desde 236,50 euros), en la planta superior del hotel. Son las más espaciosas, y abuhardilladas, nos dejan ver el exterior a través de sus amplios tragaluces. Si buscamos una estancia especial, una opción perfecta está en sus Júnior Suite (desde 275 euros), con maravillosas vistas, elegante zona de estar y un amplio baño. La opción más selecta está en sus suites, con zona de estar separada y todas las comodidades, aunque también son una muy buena alternativa para familias o reuniones de negocios.
Un restaurante con sabor a Fitzgerald
Uno de los espacios de los que ya se comienza a hablar en medios es su zona de restauración. Hermosos y Malditos, se inspira en la novela homónima de Francis Scott Fitzgerald. Y como sus novelas, este bistró de inspiración neoyorquina y carta mediterránea homenajea a la época de aquella generación perdida, que apuraba la vida de un sorbo. El proyecto está gestionado por la agencia Better (responsable de The Table By), la gastrónoma Alejandra Ansón y Miguel Bonet. En la cocina y en el día a día, Rodolfo de Bernardi y Nacho Tirado apuestan por una carta fresca, con muchas alternativas para vegetarianos y personas que cuidan de su línea. Entre los snacks, encontramos algunos tan apetitosos como su espeto de caballa, los mejillones que se escabechan en el local o las rilletes de oca. Como entrantes, hay alternativas light como ensaladas, verduras al gusto o crema de coliflor, y tan calóricas y reconfortantes como su Huevo, patata y chistorra (con opción vegetal). En los principales predomina la opción cárnica, como unas jugosas costillas deshuesadas, el sándwich del cada vez más omnipresente pulled pork o la lasaña de ossobucco. Para desayunar, comer, cenar o tomar un bocado, el restaurante es una opción perfecta a lo largo de todo el día para los “hermosos” que buscan revitalizar su cuerpo.
Los “malditos” preferirán acudir a la zona del lobby, donde se encuentra la coctelería que controla Fran Camino y que nos ofrece tragos y combinados clásicos para relajarse después de una dura jornada de trabajo, abrir boca para el restaurante o comenzar bien la noche. ¿Se convertirá en un lugar capaz de atraer a foráneos y capitalinos? Todo parece apuntar a que sí.
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