Maruja Mallo, visionaria, musa y ‘sin sombrero’

El Centro Botín de Santander exhibe la retrospectiva más completa realizada nunca de la artista

Hasta el 14 de septiembre, se puede ver en el Centro Botín de Santander la exposición ‘Maruja Mallo: máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982′, la retrospectiva más completa de la artista. Se trata de una muestra que quiere acercar la obra y pensamiento de esta singular artista y demostrar la relevancia actual de su trabajo desde una visión actual renovada.

Una artista fundamental del siglo XX

Maruja Mallo es una artista fundamental del siglo XX español.
‘Mensaje del mar’ (1937). Foto: Belén de Benito

Maruja Mallo (Vivero 1902–Madrid 1995) es una artista fundamental del siglo XX español y una de las principales figuras de la Generación del 27, de la que formaron parte Alberti, Dalí, García Lorca, Buñuel y María Zambrano, entre otros. Es, además, la más importante representante del grupo de artistas que, por primera vez, presentaron una cosmovisión femenina desde una perspectiva de la mujer moderna, activa, libre y profesional.

Una mujer rebelde

Maruja Mallo reflejó en su obra las preocupaciones de su época.
Maruja Mallo reflejó las preocupaciones de su época. Foto: B. de Benito

Maruja Mallo, nacida Ana María Gómez González, fue una mujer visionaria, que logró reflejar las preocupaciones de su época y anticiparse a muchas de la nuestra. Su hermano, el escultor Cristino Mallo, nacido en Tuy en 1905, también utilizó el segundo apellido de su padre como nombre artístico. Los ejes fundamentales de su obra son la universalidad de las aspiraciones humanas, la consideración del mundo como un sistema ecológico interrelacionado que debe ser preservado y el poder del arte para revelar aspectos desconocidos de la realidad.

‘Mitad ángel, mitad marisco’

La exposición de Maruja Mallo se podrá ver en el Museo Reina Sofía a partir de octubre.
La exposición se podrá ver después en el Museo Reina Sofía. Foto: B. de Benito

Como datos singulares de su biografía, hay que decir que ya en Madrid, donde estudió en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, mantuvo una relación sentimental con el escultor Emilio Aladrén, quien la abandonó por Federico García Lorca. La artista se relacionaba con los miembros de la Generación del 27. Con Rafael Alberti también tuvo una relación amorosa de cinco años hasta que éste conoció a María Teresa León.  Excéntrica, republicana y abanderada de la mujer libre y emancipada, Maruja Mallo participó en las Misiones Pedagógicas y era tan singular que fue definida por Dalí como «mitad ángel, mitad marisco».

Noventa obras de la artista

El Centro Botín de Santander muestra 90 pinturas de la artista de la Generación del 27.
La exposición muestra 90 pinturas de Maruja Mallo. Foto: B. de Benito

Esta exposición, organizada por la Fundación Botín y el Museo Reina Sofía (MNCARS), muestra 90 obras de la artista y está estructurada de manera cronológica. Se puede apreciar desde su pasión por el realismo mágico y las composiciones de carácter surrealista de sus primeros años hasta las configuraciones geométricas y fantásticas de sus últimas obras. Sus escenarios se desplazan de los barrios populares de Madrid a las tierras del extrarradio, ahondando en la relación del ser humano con la naturaleza. Incluye además citas de la propia artista que dan voz a la personal revisión que Maruja Mallo hizo sobre su obra y el papel del arte en la sociedad.

Apedreada por no llevar sombrero

Maruja Mallo fue la inspiradora de ‘Las Sin Sombrero’. Foto: B. de Benito

Una anécdota narrada por Maruja Mallo dio lugar a la denominación de ‘Las Sin Sombrero’. Así lo contó: «Un buen día, a Federico, a Dalí, a Margarita Manso —otra estudiante— y a mí se nos ocurrió quitarnos el sombrero. Y al atravesar la Puerta del Sol nos apedrearon, insultándonos como si hubiésemos hecho un descubrimiento como Copérnico o Galileo’”.

Complicidad con Miguel Hernández

El Centro Botín exhibe un documental sobre Maruja Mallo.
Se puede ver un documental sobre Maruja Mallo. Foto: Belén de Benito

Otro de los grandes amores de Maruja Mallo fue Miguel Hernández. Juntos concibieron el drama ‘Los hijos de la piedra’, inspirado en los sucesos de Casas Viejas y Asturias. También tuvo su influencia en las composiciones que el poeta desgajó de ‘El rayo que no cesa’, bajo el título de ‘Imagen  de tu huella’.

La mujer, protagonista de su obra

Maruja Mallo colaboró, con sus ilustraciones, en numerosas revistas culturales.
Maruja Mallo colaboró en muchas revistas culturales. Foto: B. de Benito

Mallo inició su trabajo en el periodo de crisis económica previo a la Guerra Civil, en el que artistas e intelectuales mostraron un fuerte compromiso social y estético para regenerar el país. En un contexto de entreguerras, Mallo hizo a la mujer protagonista de sus cuadros, creando una cosmovisión femenina inédita desde el punto de vista de la mujer moderna. En su obra crea una épica femenina inexistente en épocas anteriores y se anticipa a la de las artistas feministas de los años 70.

Interés por lo popular

Maruja Mallo era una apasionada del arte popular.
Maruja Mallo era una apasionada del arte popular. Foto: B. de Benito

Mallo encontró en el colorismo alegre e ingenuo del arte popular y en el dinamismo del cine, la música y el teatro la fuente de inspiración para sus primeras obras. Ese interés por lo popular evolucionó hacia lo rural, la tierra y el trabajo del pueblo. Después incorpora la religiosidad sincrética, la mezcla de razas y los paisajes exuberantes en las pinturas que realizó durante su exilio americano, tras la Guerra Civil.

Romero de Torres, su maestro

La obra de Maruja Mallo está organizada en series.
La obra de Maruja Mallo está organizada en series. Foto: B. de Benito

Su obra está organizada en series, que mantuvo a lo largo de casi toda su vida, y que esta exposición ha adoptado. El recorrido expositivo comienza con su paso por la Academia de San Fernando, donde Mallo estudia con profesores como Chicharro o Romero de Torres. Dos pinturas iniciales de la artista –’Indígena’ (1024-1925) y ‘Retrato de señora con abanico’ (hacia 1926)- anuncian dos temas clave en su trayectoria: el interés por otras culturas y el retrato de la mujer moderna.

Personas de clases y razas diferentes

Maruja Mallo sentía pasión por el teatro. Foto: Belén de Benito

La muestra continúa con la serie ‘Las verbenas’ (1927-1928), las primeras obras personales de Mallo que participan del debate sobre la relación entre vanguardia y el arte popular. En ellas se observan personas de clases y razas muy distintas retratadas burlonamente. Hay mujeres disfrazadas de ángeles negros, reyes y magistrados de cartón piedra, teatrillos de toros y manolas, e intelectuales montados sobre cerdos que tiran de un tiovivo. Son escenas de carnaval en las que el pueblo es el protagonista.

Cinco escenas de verbenas

Son muchas las series que pintó Maruja Mallo.
‘Cabeza de negra (frente)’ (1946). Foto: Belén de Benito

Merece la pena destacar que ésta es la primera vez en la que se reúnen las cinco escenas de verbenas desde que se expusieron en la ‘Revista de Occidente’ en 1928. De ellas, de destacan ‘El Mago/Pim Pam Pum’ (1926), y ‘Kermesse’ (1928).

Acercamiento al Surrealismo

Maruja Mallo se acercó al Surrealismo para darse respuestas.
Maruja Mallo buceó en el Surrealismo. Foto: Belén de Benito

Enfrentada a ellas, se expone la serie ‘Cloacas y campanarios’ (1929-32), donde pone el foco de atención en la materia y sus texturas. Con pinturas como ‘Tierra y excrementos’ (1932) o ‘El espantapájaros’ (1930), Mallo se acerca al surrealismo para presentar una visión inquietante de la Naturaleza. Junto a éstas, el visitante descubrirá sus ‘Arquitecturas minerales y vegetales’ (1933), donde Mallo reduce a líneas las figuras. Por su parte, en las ‘Arquitecturas rurales’ (1933-1935) dibuja esqueletos o carcasas de silos, almiares y otras construcciones efímeras utilizadas para la cosecha de cereales. La materia es aún protagonista, pero sometida a la geometría, un proceso que culmina en las cerámicas, en las que la tierra cobra un valor constructivo y no destructivo.

Amistad con Picasso y Miró

Los responsables de la exposición de Maruja Mallo, en el Centro Botín.
Los responsables de la exposición. Foto: Belén de Benito

Es en 1932, en París, donde la artista estudió escenografía y teatro. Allí conoció a Picasso y a Miró, y comienza a interesarse por el espacio como soporte tridimensional de la obra. Su colaboración teatral más importante fue la escenografía de ‘Clavileño’ (1936). Se trata de un ballet de Rodolfo Halffter que no llegó a presentarse en la Residencia de Estudiantes por el inicio de la Guerra Civil. Las fotografías de las maquetas del escenario y los figurines permiten entender la radicalidad de su propuesta. Están acompañados de una réplica del teatrillo, con figuras de cestería realizadas para esta exposición.

Homenaje a los trabajadores

La artista rindió homenaje a los trabajadores del mar y de la tierra.
‘La verbena’ (1927). Foto: Belén de Benito

La exposición también dedica un espacio a ‘La religión del trabajo’ (1936-1939), como un homenaje a los trabajadores del mar y de la tierra. Se aprecian imágenes de diosas o damas oferentes, con el rostro rodeado por espigas o redes, como en la obra ‘Canto de las espigas’ (1939) o en ‘La red’ (1928). Como la propia Mallo expresó, la serie surge de su “fe materialista en el triunfo de los peces, en el reinado de la espiga”. En estas arquitecturas humanas, las manos no parecen capturar sino enlazarse con los peces y las espigas, con las redes y las hoces.

Figuras femeninas sensuales y coloristas

Maruja Mallo también es autora de figuras femeninas sensuales y coloristas.
Una de las salas e la exposición. Foto: Belén de Benito

En los años 40 desarrolló las ‘Naturalezas vivas’ (1941-1944), que muestran figuras femeninas, sensuales y coloristas, a través de composiciones con conchas y flores. En pinturas como ‘Naturaleza viva II’ (1941-1942) o ‘Naturaleza viva XII’ (1943), los elementos marinos atravesados por vegetales cobran un aspecto sexualizado.

Viajes por América del Sur

La exposición pone el foco en las obras producidas durante su exilio.
La muestra se centra en sus años de exilio. Foto: B. de Benito

Esta exposición pone el foco en las obras producidas durante su exilio en Buenos Aires y sus viajes, a partir de 1937, por el Pacífico, Uruguay y, sobre todo, Brasil, donde Mallo conoce paisajes y poblaciones que le fascinanl. Representa cabezas, máscaras y acróbatas como formas simbólicas e idealizadas. Realiza primero unas cabezas estáticas en las que ensaya la fusión entre razas y animales, y entre sexos, como ‘La cierva humana’ (1948) y ‘Oro’ (1952). Sus ‘Máscaras’ llevan la huella de los estudios sobre Freud que ella inicia en estos años. Muchas de ellas emparejan figuras intimidantes con otras que parecen perplejas.

De vuelta a España

Maruja Mallo regresó a España en 1962.
Maruja Mallo regresó a España en 1962. Foto: Belén de Benito

En 1962 regresa a España, un viaje que llevaba planeando desde finales de los años 40, y realiza sus últimas series: ‘Moradores del vacío’ y ‘Viajeros del éter’. Mallo consideraba que sus viajes reales o imaginarios, cruzando los Andes y atravesando el Pacífico, habían sido experiencias levitatorias, de contacto con otras dimensiones suprahumanas. Su interés por la ciencia, sumado a su interés por el universo (decía que al llegar a América había pasado de la geografía a la cosmografía), le llevan a culminar sus cambios de localización para crear espacios siderales infinitos; el círculo deja paso a geometrías serpenteantes, más complejas. Las figuras se convierten en seres transformados por procesos simbióticos o metamórficos que concilian el proceso evolutivo completo, de la célula a los animales y a las máquinas espaciales.

Reconocimiento final

El recorrido final de la exposición corresponde con las obras de sus últimos años.
‘Sin título’ (1968). Foto: Belén de Benito

El recorrido expositivo finaliza con las obras que creó durante sus últimos años, cuando continúa con esas series y recupera motivos de sus diferentes épocas, que combina en dibujos o pinturas con un color marcadamente simbólico (gamas de azules, rojos y amarillos). Al mismo tiempo, Mallo se ha convertido en un personaje popular y en una importante representante de la Generación del 27, que justo ahora está volviendo del exilio. Recupera las viñetas que había realizado para las portadas de la ‘Revista de Occidente’ -la más importante publicación intelectual anterior a la Guerra Civil- y realiza una serie de grabados (1979) que se muestran junto a esas portadas, además de testimonios fotográficos y audiovisuales de esa etapa.

La muestra viajará al Museo Reina Sofía

La muestra va acompañada de una publicación, en español e inglés, coeditada entre la Fundación Botín, el MNCARS y la editorial This Side Up, que incluye textos de Alejandra Zanetta, Johanna Hedva y de la propia comisaria de la exposición, Patricia Molins, miembro del Departamento de Exposiciones Temporales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, museo donde se podrá ver esta exposición a partir del próximo mes de octubre.

«Maruja Mallo, entre Verbena y Espantajo toda la belleza del mundo cabe dentro del ojo, sus cuadros son los que he visto pintados con más imaginación, emoción y sensualidad.» (FEDERICO GARCÍA LORCA)

PILAR ORTEGA

Nací en Madrid un 8 de marzo y prácticamente desde entonces tengo un libro entre las manos. Me licencié en Periodismo y mi trayectoria profesional se ha desarrollado casi siempre en las secciones de Cultura de periódicos nacionales: “El Mundo”, “La Razón” y “Ya”. Ahora colaboro como “freelance" con diversas publicaciones y también he puesto en marcha un proyecto que enlaza los viajes con la literatura. Soy autora de varias guías publicadas por la editorial Anaya Touring con las que me sumergí en países tan interesantes como Ecuador, Bolivia o Costa Rica. www.viajesynombres.com es mi aventura más personal. pilarortega@hispaviacion.es
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