Luxemburgo, la nueva capital gastro
Sea honesto y haga un ejercicio de sinceridad sobre su cosmopolitismo: ¿Qué sabe de Luxemburgo, más allá de su pequeña extensión y su régimen fiscal? Le debemos mucha más atención a este reducido país, con una de las economías más saneadas del mundo y con parajes y monumentos increíbles que pasan totalmente desapercibidos. Hoy queremos hablar de otro aspecto todavía más desconocido del Gran Ducado, su gastronomía. En sus 2.586,4 km² acumula seis restaurantes con estrella Michelin únicos y especiales, que merecen ser descubiertos. ¿Qué le parece una ruta por esta nueva capital gastro?
Hasta once restaurantes posee actualmente esta nación de la Unión Europea premiados con una estrella de la prestigiosa Guide Rouge, y uno de ellos, Mosconi, posee dos estrellas desde la edición 2017. Para hacernos una idea, casi los mismos que en toda la comunidad autónoma gallega (esta última con una superficie mucho mayor, de 29.575 km²), que solo la supera en dos espacios. Dentro de la capital, un lugar de visita obligada para los sibaritas es La Cristallerie, un lujoso restaurante situado en el hotel Le Place d’ Armes con el sello de exclusividad y diseño que le aporta la etiqueta Relais & Châteaux. Aquí, el chef Fabrice Salvador utiliza los más frescos y refinados productos de temporada para articular una alternativa culinaria elegante y sofisticada en un ambiente acorde con el nivel del hotel. Además de su carta, hay diferentes menús, como el Nature Goumande (tres pases, 78 €, o con vino, por 106 €, solo para almuerzos) o el más ambicioso Carte Blanche, desde 228 euros, aunque con cinco copas de vino subirá hasta los 368 euros por comensal).
También en la capital encontramos Patin d’Or, un espacio renovado bajo la batuta de Philippe Laffut, que ha convertido su restaurante en un refugio de los amantes del mejor vino, bien de referencias conocidas y también de otras más insólitas. Además de su carta, entre semana ofrecen un delicioso lunch por 40 euros (30 euros más con maridaje) basado en las propuestas del cocinero. Además, periódicamente organizan comidas especiales junto a Carlo Medinger, de WineEvents, empresa especializada en ofrecer insólitos vinos de autor.
Y sin seguir moviéndonos de la ciudad, a dos pasos de la plaza Guillaume y del Palacio del Gran Ducado, nos espera Clairefontaine. Lo regenta desde hace dieciséis años Arnaud Magnier, chef del año en 2005 según la publicación Gault Millau Benelux. Con la ayuda de su esposa, Edwige, y sus padres, este vocacional chef (tenía claro desde los cinco años que lo suyo era guisar) ofrece una cocina clásica y renovada. Su lema es: “Yo no he inventado nada”, y se limita a extraer lo mejor de cada producto para seducir a los comensales sublimando el gusto, los aromas y las texturas de cada pieza.
El último restaurante estrellado en la principal ciudad de Luxemburgo es Mosconi. A su primera estrella se suma la conseguida en la última edición 2017. En 1986 el matrimonio italiano formado por llario et Simonetta Mosconi abrieron su primer restaurante, Le Domus, en la localidad de Esch-sur Alzette, le Domus. A raíz de sus viajes fueron fortaleciendo los vínculos con sus proveedores, y configurando así el carácter de su cocina, donde ante todo cobra importancia el producto. En el año 2000 dieron el salto a la capital, al distrito Grund, en una preciosa villa a orillas del río Alzette. Y ahí siguen, ofreciendo platos donde la materia prima brilla por su exquisita calidad y por una elaboración que no la camufla, sino que la realza. Como buenos italianos que son.
Un restaurante en un castillo
Fuera de la capital, hay varios sitios estrellados que debemos conocer a la par que aprovechamos para hacer turismo. En Bourglinster, localidad conocida por tener un pintoresco castillo, se encuentra, precisamente en este centenario espacio, La Distillerie. El restaurante ha sido nombrado como uno de los 25 mejores del mundo en cuanto a sus platos elaborados con vegetales, hierbas y frutas. Es, en gran parte, mérito del chef René Mathieu, que lleva desde 2012 defendiendo su estrella a base de trabajo, esfuerzo y creatividad y un estilo propio, donde combina técnica y emoción. Además de La Distillerie, encontramos en el mismo espacio a su “hermana pequeña”, la brasserie Côté Cour, con exquisitos platos, buenos vinos y un enclave muy agradable en una terraza.
Una pequeña escapada de la capital nos permitirá descubrir el encanto de la campiña luxemburguesa. A 25 minutos de esta, y a solo cuatro kilómetros de Arlon, la Gaichel nos atrapa con su encanto bucólico, regido por seis generaciones de hosteleros que llevan ofreciendo su hospitalidad y su gastronomía desde 1852. Su restaurante gastronómico, con una estrella Michelin, ofrece una cocina refinada pero en la que el producto campestre y de proximidad juega un papel importante: los cangrejos de río, los vegetales y sus vinos son fantásticos. No se pierda las vistas al jardín y si lo permite la climatología pida mesa en la terraza. Si hace frío y va en grupo, puede pedir una habitación que hará las veces de exclusivo reservado. Los presupuestos más modestos pueden disfrutar también de su más humilde brasserie.
En el sur del país, concretamente en Frisange, encontraremos mucha tranquilidad y el restaurante Léa Linster. A diez kilómetros de la más populosa y movida Luxemburgo, este restaurante lleva el nombre de su propietaria, una cocinera que, muy joven, consiguió su primera estrella Michelin al transformar el café-restaurante de sus padres en un restaurante de primer nivel, en 1987. Desde entonces no ha parado: posee otros negocios gastronómicos, una tienda de productos delicatesen, es columnista, ha tenido su propio espacio en televisión y ha sido jurado del programa de tele-realidad gastro más popular de Alemania, The Taste. Además habla perfectamente alemán, inglés, francés y luxemburgués.
Un pueblo, una familia de talento
Schouweiler, verde corazón del cantón de Capellen, podemos comer o cenar en Guillou Campagne, un establecimiento familiar en el que, como ellos mismos dicen, pretenden ofrecer lo mejor de su tradición y los más exquisitos productos del terruño (que también puede adquirir en su tienda). Por 35 euros, la familia Guillou ofrece un exquisito menú de mediodía con un entrante, un plato principal y un postre, que nos permiten una muy asequible aproximación a su estilo culinario y a su proverbial hospitalidad.
En esta misma localidad nos toparemos con otro enclave estrellado, Toit pour Toi, en el que la cuya decoración teatral no nos hace olvidar el verdor que nos rodea tras sus puertas, pues la rusticidad también está presente, pero con originalidad. Está regentado por otro miembro de la misma familia, en este caso la joven Kate, cuya cocina se basa en una constante investigación de nuevos productos, originalidad, profesionalidad y pasión por el buen gusto.
Si seguimos campestres y bucólicos, en Moutfort encontraremos toda la paz del mundo y un restaurante estupendo para calmar la guerra de las entrañas hambrientas. Cyril Molard y su equipo trabajan en Ma Langue Sourit por y para la gastronomía en un espacio cálido, acogedor y agradable, con algunas concesiones modernas, como sus peculiares cuadros. El equipo de cocina selecciona minuciosamente los productos con los que trabaja, que son sobre todo de procedencia biológica, de Luxemburgo y de otros países (incluso de España).
Pasión por Italia
Por último, en Esch-sur-Alzette podemos disfrutar de la propuesta culinaria del Ristorante Favaro, donde el italiano Renato es una referencia desde hace más de treinta años. Su cocina refleja sus orígenes y reivindica y recrea lo mejor de la gastronomía del país de la bota. Hay una variada oferta de menús, entre el que destacamos el del 25 aniversario (100 euros, dos personas) que nos ofrece un recorrido de cuatro pases por su talento culinario. Si preferimos la carta, nos aguardan deliciosas pastas, carpaccios y otro buen surtido de italianas alternativas.
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