Luxemburgo, el pequeño gran país de Europa

La primera impresión que podemos esperar de este pequeño país, situado en pleno centro de Europa occidental, es la de ser una nación afortunada y satisfecha de sí misma. Y ya puede estarlo, razones no le faltan. Su renta per cápita trientral es de algo más de 30.412€, el salario mínimo interprofesional es de 2.313,40€ y la tasa de desempleo es del 4,6%. Por no decir que es uno de los países más seguros del mundo, estar cuidado y limpio al extremo, y lucir espléndidas obras arquitectónicas (como su Filarmónica). Pero es que además es sede de algunas de las más importantes instituciones de la Unión Europea y plaza clave en Europa a nivel empresarial y financiero. Todo esto es una muestra de lo que podemos esperar al llegar a Luxemburgo, pero más allá de esa primera impresión no hay que rascar mucho para darnos cuenta de que es todo un destino turístico, cultural, gastronómico, paisajístico y por supuesto, muy muy hedonista.

Hoy les proponemos adentrarnos en Luxemburgo, un destino afortunado como ya adelantábamos. Sólo a nivel financiero, es el segundo centro mundial de fondos de inversión después de Estados Unidos y el primer centro de banca privada de la zona euro. Sin duda, su emporio financiero le hacen tan cosmopolita como exclusivo y atractivo.
Hablando de exclusividad, el Gran Ducado ostenta el récord de densidad de restaurantes Michelin de todo el mundo y su capital, aunque del tamaño de un pueblo grande, reúne a grandes firmas de moda y lujo como Dior, Gucci, Chanel, Hermès, Louis Vuitton, Louboutin o Cartier. Lo último en tendencias de moda, arte, diseño e interiorismo, así como lo más deseado por buscadores de exquisiteces gastro, se reúne en la ciudad de Luxemburgo, un paraíso para sus deseos.

Pero más allá de estas trivialidades, si Luxemburgo es un destino afortunado sobre todo lo es por su belleza, cosmopolitismo y por el caracter acogedor de los luxemburgueses.
También por una privilegiada situación estando en el corazón de Europa. Los territorios transfronterizos son la Valonia belga, la Lorena francesa y el estado Renania-Palatinado alemán. Los luxemburgueses sacan partido a ser un cruce de caminos y lo reflejan en su multiculturalidad y apertura de mente (verdaderos inputs nacionales), y en ser un crisol de tendencias y estilos. Un claro ejemplo de las influencias asumidas es que según pasea por Luxemburgo capital, tan pronto se verá en una calle parisina como en una villa alemana.
Y es un país tan pequeño como cosmopolita. Tan pequeño como que en uno de sus únicos 5 campos de golf del país, un hoyo tenga que jugarse en el vecino Bélgica. Y tan cosmopolita como que este reducido territorio cuente con más de 160 nacionalidades (casi el 44 por ciento de su población son extranjeros), y que por tanto en la vida diaria, además de los tres idiomas oficiales (el luxemburgués, el francés y el alemán) se hablen muchas lenguas foráneas, sobre todo el portugués e italiano, y el inglés a nivel empresarial e instituciones europeas. O que de sus 317 cafés y bares, haya variedades de todas partes y para todos los gustos (como pubs irlandeses, bares españoles, portugueses, cafés franceses, hawaianos, checos…).

También decíamos un país de reducida extensión, pero ¿cómo de pequeño en realidad? Luxemburgo ocupa 2.586 km2 de superficie. A modo de referencia, la Comunidad de Madrid tiene 8.030 Km2 y Andorra 468 km2. Y su población total es de algo menos de 525.000 habitantes, de los cuales casi 100.000 se sitúan en la capital, frente a los 3.165.883 censados en la ciudad de Madrid.
Un destino por tanto muy manejable, puesto que de norte a sur mide 82 kms y de este a oeste 57 kms (en la parte más ancha). Una vez pateada la capital y visitadas sus dos regiones, el Oesling al norte con los bosques de Las Ardenas, y el Gutland al sur con el valle del río Mosela, la región Mullerthal (más conocida como la Pequeña Suiza Luxemburguesa) y la zona de Las Tierras Rojas (la región más al sur de la capital y que evoca el pasado minero del país y el origen de su despegue económico a partir de la era industrial), Luxemburgo es el campo base ideal desde el que además visitar otras ciudades europeas cercanas. A menos de 300 kilómetros de distancia están Bruselas (a 216 kms), Estrasburgo (220 kms), Colonia (233 kms), y Frankfurt (a 276 kms). A modo de referencia, un trayecto Madrid – Zaragoza son 314 kms.

El Gran Ducado de Luxemburgo nos ha dejado muchas más sensaciones. No es de los destinos turísticos más visitados de Europa, quizás por estar rodeado de «pesos fuertes» como son Alemania, Francia y Bélgica, y sin embargo puede llegar a convertirse en una gran sorpresa para el viajero. Tiene mucho que ofrecerle -en gran parte por ser ese cruce de caminos- a nivel cultural y arte, historia, gastronomía, ocio y compras; por no hablar de lo que ofrece a nivel belleza visual en su capital, pueblecitos y paisajes naturales.
En la página oficial de turismo de Luxemburgo encuentra una gran variedad de recorridos, para todos los gustos. Desde las clásicas propuestas turísticas generales para conocer todo el país o una determinada región, a otras mucho más concretas construidas en base a determinadas aficiones o intereses como hilo conductor. Tales como recorridos y experiencias por lugares y sucesos históricos durante las dos Guerras Mundiales, castillos y fortificaciones, espacios protegidos de la UNESCO, arquitectura, teatros-cines-salas de concierto, sus minas y el pasado industrial, enoturismo, recorridos en bici o trecking, entre otras muchísimas opciones.
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