Ruta por el Camino de Santiago francés
Se cumplen 30 años de la inclusión del Camino Francés en el Patrimonio Mundial de la UNESCO
La Mancomunidad de Municipios Gallegos celebra el 30 aniversario de la inclusión del Camino Francés en el Patrimonio Mundial de la UNESCO.
El Camino de Santiago Francés es un viaje a través de la historia, la cultura y la tradición. Una ruta milenaria que ha guiado a peregrinos desde tierras francesas hasta la mística Santiago de Compostela y que transcurre a través de varios concellos gallegos, cada uno con una historia rica, una cultura vibrante y tradiciones que han resistido la prueba del tiempo. Este Camino es mucho más que una simple ruta de peregrinación. Es un lugar de encuentro, reflexión y crecimiento personal que ha dejado una huella imborrable en la cultura y la historia de España.
Han pasado 30 años desde que la Unesco incluyera el Camino de Santiago Francés en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Y cada uno de los concellos gallegos por los que pasa esta ruta lo celebra a su manera. A continuación, enumeramos algunos de los pueblos (con encanto) del Camino de Santiago Francés:
O Cebreiro, ubicado en la provincia de Lugo, es la primera parada significativa en la ruta del Camino de Santiago Francés al entrar en Galicia. Con sus antiguas pallozas y la iglesia prerrománica de Santa María, este pueblo evoca la esencia de la Galicia más tradicional. La leyenda de la aparición del Santo Grial en este lugar agrega un toque místico a la experiencia.
Triacastela, cuyo nombre significa «tres castillos», es un lugar donde se unen varios caminos del peregrinaje. Sus tres rutas principales se entrelazan, convirtiendo a este concello en un punto de encuentro de culturas y experiencias. Los peregrinos descubren aquí la hospitalidad gallega en sus albergues y la belleza de sus paisajes montañosos.
Samos es conocido por albergar el imponente Monasterio de San Julián de Samos, una joya arquitectónica que se eleva majestuosamente en medio de exuberantes paisajes verdes. Fundado en el siglo VI, este monasterio benedictino ha sido testigo de la historia tumultuosa de la región y alberga una impresionante biblioteca con valiosos manuscritos. Además, Samos cautiva con calles adoquinadas, casas de piedra tradicionales y una atmósfera serena que invita a los visitantes a sumergirse en la autenticidad de la Galicia más profunda.
Sarria, un punto estratégico en el Camino, marca el comienzo para aquellos peregrinos que desean obtener la compostela. La iglesia de Santa Mariña, con sus murallas medievales, y el Monasterio de La Magdalena son testigos de la rica historia de Sarria. La tradición jacobea se siente en cada rincón, desde las callejuelas empedradas hasta las charlas con los lugareños.
Paradela encierra la esencia rural de Galicia. Sus paisajes salpicados de campos verdes y bosques transmiten serenidad, mientras que sus casas de piedra tradicionales narran historias de tiempos antiguos.
Portomarín, atravesada por el río Miño, es un lugar con una historia peculiar. La vieja Portomarín fue inundada para construir un embalse en la década de 1960, y muchos de sus edificios fueron cuidadosamente trasladados y reconstruidos en la nueva ubicación. El resultado es una fusión de lo antiguo y lo nuevo, con la iglesia de San Nicolás como testimonio de esta metamorfosis.
Monterroso cautiva con su encanto rural. Rodeado de exuberantes paisajes y colinas ondulantes, sus calles empedradas y plazas acogedoras invitan a pasear, mientras que la arquitectura tradicional revela la rica historia de la región. Un remanso de paz que revela la autenticidad de Galicia.
Palas de Rei, rodeado de densos bosques y prados verdes, ofrece una experiencia tranquila a los peregrinos. Su castillo medieval y la iglesia de San Tirso son joyas históricas que transportan a los visitantes a tiempos pasados. La hospitalidad de sus habitantes y la riqueza de su entorno natural hacen de Palas de Rei una parada única en el Camino.
Melide, célebre por su pulpo a la gallega, es un deleite para los sentidos. Este concello en la provincia de A Coruña es famoso por su tradición gastronómica, que los peregrinos pueden disfrutar en sus numerosos restaurantes y pulperías. La iglesia de Santa María y el puente romano sobre el río Furelos añaden atractivo histórico a esta encantadora localidad.
Arzúa, conocida por su queso homónimo, se erige como un símbolo de la riqueza agropecuaria de Galicia. En este concello, los peregrinos se sumergen en campos verdes salpicados de granjas y aldeas. La iglesia de Santiago y la capilla de A Magdalena aportan un toque espiritual a este paisaje bucólico.
O Pino, por su parte, encierra la esencia tranquila y auténtica de la región. Se presenta como un rincón sereno imbuido de historia y naturaleza. Con sus campos verdes y antiguas construcciones de piedra, esta localidad ofrece una conexión profunda con las raíces gallegas.
Viajar a través de los concellos gallegos en el Camino de Santiago Francés no es sólo un peregrinaje, es un viaje a través de los siglos. Cada concello cuenta una historia única, ofrece una perspectiva cultural distinta y abre una ventana a las tradiciones y costumbres que definen Galicia. En esta ruta, el pasado se fusiona con el presente, y los peregrinos se convierten en testigos de la riqueza que emana de la tierra y la gente que da vida al Camino de Santiago Francés.
Más información: www.caminofrances.org