La vuelta al mundo de Phileas Fogg, en 11 días
En 1872, Phileas Fogg emprendió su fantástico viaje alrededor del mundo. De los 80 días con los que demostraba al mundo que se podía tardar en dar la vuelta al planeta Tierra, se habrá preguntado alguna vez ¿cuántos se tardarían a fecha de hoy con los medios de transporte actuales? Eso mismo es lo que la seguradora aseguramicochedealquiler.es se propuso averiguar y la respuesta es 11 días y 42 minutos para recorrer 36.010 kms que se necesitaría en rutas de avión y otros medios de transporte -con las que hacer conexiones intermedias-. Le mostramos cómo se resolvería en la actualidad el recorrido exacto que hizo Fogg, por cada una de las ciudades por las que pasó.
El objetivo de Fogg fue demostrar que era posible dar la vuelta al mundo en apenas 80 días. Y no contento con ello, se apostó la suma de 20.000 libras de la época con sus colegas del Reform Club, los señores Stuart, Falletín, Sullivan, Fianagan y Ralph.
“Apuesto veinte mil libras contra quien quiera de ustedes a que yo doy la vuelta al mundo en ochenta días”, retó Fogg a sus amigos.
El recorrido que seguiría era el publicado en el Morning Chronicle, su periódico de lectura cotidiana:
De Londres a Suez por Mont-Cenis y Brindisi, ferrocarril y vapores | 7 |
De Suez a Bombay, vapores | 18 |
De Bombay a Calcuta, ferrocarril | 8 |
De Calcuta a Hong Kong (China), vapores | 13 |
De Hong Kong a Yokohama (Japón), vapor | 6 |
De Yokohama a San Francisco, vapor | 22 |
De San Francisco a Nueva York, ferrocarril | 7 |
De Nueva York a Londres, vapor y ferrocarril | 9 |
TOTAL | 80 |
Hoy en día, un avión despega cada 45 segundos desde el principal aeropuerto de Londres, Heathrow, transportando turistas a cada rincón del planeta en cuestión de horas. Vías de tren, carreteras y autopistas surcan el planeta, abriendo un mundo de oportunidades. Por eso nos preguntamos, a día de hoy, ¿cuánto tiempo nos llevaría recrear el viaje de Phileas Fogg, en la fascinante historia de Julio Verne, visitando cada país que él visitó? ¿Y cuánto nos costaría?
Muchos aventureros han llevado a la práctica este reto y han intentado superar la anterior marca. Por no hablar de la cantidad de turistas que se han lanzado a esta aventura, eso sí, cómodamente en avión, combinándolo con otros medios de transporte.
Hoy en día es más fácil que nunca, existen los billetes llamados “Round the world” (RTW), que incluyen diferentes vuelos con los que dar la vuelta al mundo y en el tiempo que uno quiera emplear. Permiten elegir los destinos por los que deseamos pasar y comprar un paquete de vuelos con origen, destinos y fechas ya cerrados para conseguir un precio mucho más económico que si se hicieran por separado. Con unos requisitos comunes en la mayoría de los casos: finalizar el viaje en el mismo país en el que se inicia; viajar siempre en la misma dirección; y realizar un número de paradas dentro de unos límites y en un tiempo máximo (por ejemplo, un mínimo de 3 y un máximo de 15 paradas en el plazo de un año). Aerolíneas globales como Emirates y las grandes alianzas aéreas (One World, Sky Team y Star Alliance) pueden realizar este tipo de producto, además existen agencias de viajes especializadas en este tipo de billete. La mayor complicación es sacarse el visado en cada uno de los países por los que nos decidamos a visitar.
Dicho esto, en esta ocasión, el objetivo es determinar el mínimo de días que serían necesarios para hacer el mismo itinerario de destinos por los que pasó el personaje de Verne. Es decir, el tiempo record en dar la vuelta al mundo de Fogg a fecha de hoy. De esta manera, gran parte del tiempo de sueño del viaje se pasa en el aire. Si se hubieran añadido noche en hoteles todos los días hubiera aumentado significativamente la duración, y consecuentemente también el precio total. Los tiempos de viaje se han calculado utilizando la web Rome2Rio.com en función de los tiempos reales de transporte mundial y el precio promedio de los billetes.
Así, siguiendo el mismo itinerario que Fogg realizó en la novela:
Día 1: Londres – París
Comenzó su viaje en tren hasta Dover, donde tomó un barco hacia Francia con su ayudante, Jean Passepartout.
Nuestro punto de partida de esta vuelta al mundo express también es Londres. Y el primer destino, París. Para ello, nos trasladamos en el tren de alta velocidad que une ambas ciudades en algo menos de 3 horas y media y a un precio estimado de 296€. En este punto del trayecto haremos noche. El importe del hotel, 153€. Llegando casi a las siete de la tarde (hora local), aunque tarde, podemos aprovechar para dar un paseo por alguno de sus encantadores barrios o aprovechar para subir a la Torre Eiffel (su horario de visita es hasta las 23:45h), antes de retirarnos a descansar.
Día 2: París – Mont-Cenis (Saboya) / Mont-Cenis (Modane) – Turín
En el segundo día, desde el bullicio de París, saliendo a primera hora de la mañana, ponemos rumbo al agradable paraje natural de Mont-Cenis en Saboya, que hace frontera con Italia. Utilizamos tren y dos trayectos en coche de alquiler y empleamos unas 6 horas y media en total. A este punto del trayecto llegamos a medio día, después de haber disfrutado del paisaje conduciendo por uno de los puertos de montaña más altos de los Alpes. El dinero gastado en transporte asciende a 252€.
A última hora de la tarde partimos a Turín en tren. Y en poco más de una hora y veinte estamos ya en la ciudad italiana, en el norte de Italia. Hacemos noche en este punto del viaje. Antes de dormir podemos aprovechar para ver el edificio más emblemático de la ciudad, la Mole Antonelliana. Desde el año 2000 alberga el Museo Nacional del Cine, uno de los más importantes de Europa y desde lo alto de la torre se tiene una vista completa de la ciudad. El importe del viaje en tren es de 92€ y la noche de hotel 72€.
Hasta este punto, Fogg tardó 3 días. Hoy en día solo se necesita 1 día y 6 horas.
Día 3: Turín – Brindisi (escala en Roma)
Al día siguiente a las ocho menos diez despega el avión que nos lleva, vía Roma, desde el norte de Italia hasta “el talón de la bota” en el sur de Italia. En concreto hasta Brindisi, una ciudad portuaria a orillas del mar Adriático, en la región de Apulia, desde donde el señor Fogg tomó su barco a El Cairo.
Hay que decir que para ser fidedignos con el recorrido de la novela, aseguramicochedealquiler.es ha incluido este punto del trayecto original, pero hoy por hoy el paso por Brindisi nos lo podríamos ahorrar (si queremos ser más rápidos) puesto que no siendo imprescindible coger un barco para llegar a El Cairo, y al no haber vuelo directo desde este punto a la capital egipcia, la conexión más rápida sería desde Roma por avión.
Dicho esto, el vuelo desde Turín nos lleva 3 horas y 45 minutos, llegando pasadas las 11:30h a Brindisi. El importe dedicado al vuelo es de 190€.
Dado que el siguiente vuelo lo cogemos a las ocho de la tarde, tenemos unas horas para hacer una breve visita al centro de la urbe. Algunos de los enclaves que elegir ver: el Castillo Rojo; el Castillo Svevo; la iglesia de San Giovanni al Sepolcro; o la Columna romana, que en el pasado tenía una “gemela”, la cual hoy está en la ciudad vecina de Lecce (más al sur) ya que se donó para erigir un monumento al Santo Oronzo. Se dice que las dos columnas romanas marcaban en la antigüedad el fin de la Via Appia y están además presentes en el escudo de la ciudad.
Días 3 y 4: Brindisi – Suez (Cairo), escala en Roma
Fogg tardó 4 días en un barco de vapor por el mar Mediterráneo para completar esta etapa. Hoy en día, en avión llegamos a El Cairo desde Brindisi, haciendo escala en Roma, en 6 horas y 30 minutos (como decíamos, al no existir vuelo directo, hay que regresar a Roma para conectar con la capital egipcia).
Llegamos de madrugada. Desde El Cairo cogeríamos un coche de alquiler o transporte público para dirigirnos a Suez, que fue desde donde Fogg partió rumbo a Bombay. El importe gastado por este trayecto es de 483€. Hacemos escala de unas horas por la noche en el aeropuerto hasta coger el siguiente vuelo.
Día 4: Suez (Cairo) – Bombay, escala en Abu Dhabi
Esta fue la segunda etapa más larga del viaje de Fogg: un crucero en barco de 11 días por el Océano índico. Ahora el avión, haciendo escala en Abu Dhabi, tarda casi 5 horas y media, y el coste del vuelo asciende a 225€.
En Bombay, teniendo en cuenta que tenemos el final de la tarde y la mañana siguiente hasta las doce menos veinte, hora en la que sale el siguiente vuelo, podemos dar una vuelta por la ciudad para respirar su atmósfera tan particular. Una idea es ir a Colaba, que es el corazón del antiguo puerto de Bombay y ver su icono más visible, el arco conocido como la Puerta de la India. Fue construida en conmemoración de la visita del rey Jorge V de Inglaterra y la reina María en 1911, y con la intención de que fuera la primera visión de la India para los viajeros que arribaran a bordo de los vapores de la compañía P&O a la joya del Imperio Británico. Por la fecha, en tiempos del viaje de Fogg todavía no existía.
O también podemos dirigirnos a la Terminal Victoria, o estación Chhatrapati Shivaji. Un bonito e impresionante edificio que empezó a construirse a partir del año 1878. En este caso, por sólo seis años, tampoco podría haber visto (en la ficción, se entiende) Fogg esté edificio.
Hacemos noche aquí. Un hotel puede salir por 62€.
Día 5: Bombay – Calcuta
En 2 horas y treinta y cinco minutos llegamos a Calcuta en un vuelo doméstico, su precio 184€. Fogg realizó este trayecto en ferrocarril y elefante y tardó 8 días. Tenemos la tarde para salir a visitar la histórica urbe porque el siguiente vuelo está programado a las 5:25 (hora local) de la mañana. Únicamente servirá para hacernos una idea puesto que es una ciudad inmensa y compleja de tráfico. Podemos visitar el Victoria Memorial, un inmenso edificio blanco construido para homenajear a la reina Victoria de Inglaterra tras su fallecimiento en 1901. O dirigirnos al mercado de las flores, donde la cara más bengalí es la que nos recibe. Entre rickshaws y porteadores, gran barullo, desorden, y sobre todo, mucho color anda la escena aquí.
Días 6 y 7: Calcuta – Singapur
El barco que Fogg abordó, pasó más allá de la Gran Andamán y el Estrecho de Malaca para llegar hasta Singapur. Hoy volamos sobre ellos durante nuestro vuelo de 4 horas y cuarto. Llegamos a las 14:55h hora local (8 horas más que en Londres, lugar de partida) y el coste del vuelo, 369€. Hacemos noche en este punto del trayecto. Un hotel en esta ciudad puede salir por 146€.
Si usted tuviera algo más de tiempo, en esta urbe en la que modernidad y la tradición se dan la mano podría dirigirse a conocer el Hotel Raffles, el mejor exponente de la época colonial de la ciudad. Fue fundado en el año 1887 por Sir Stamford Raffles y se convirtió en todo un símbolo del poder oriental de los ingleses. El escritor británico Somerset Maugham lo inmortalizó diciendo “representa todas las fábulas del Exótico Oriente”. Otros personajes que se han alojado en este elegante e histórico hotel son Charles Chaplin, Ava Gardner, John Wayne, Michael Jackson y la reina Isabel de Inglaterra; y más recientemente su nieto Guillermo y su mujer Kate. Todavía retienen la magia del pasado colonial por lo que pasear por sus patios y salones transporta a esa época. Recorra su galería comercial, tómese un café en alguna de las terrazas y, si tiene presupuesto, alójese en alguna de sus 103 suites.
También puede dirigirse a Chinatown a experimentar la cultura oriental en plena efervescencia y practicar el arte del regateo. O al Hotel Marina Bay Sands, para disfrutar del Singapur actual. Suba a la planta 57 y desde su famosa piscina infinity relájese con las mejores vistas de la ciudad.
En este punto del trayecto, Jean Passepartout, el ayudante de Fogg, tuvo un pequeño altercado con los locales en un templo por no conocer que había que quitarse los zapatos. Hoy, entre internet y la facilidad de conseguir información, no hubiera tenido tal problema.
Día 8: Singapur – Hong-Kong
El vuelo entre Singapur y la Región Administrativa Especial de China, Hong-Kong, dura 4 horas y el precio del billete 283,50€. Llegamos pasadas las ocho de la tarde, hacemos noche en el aeropuerto dado que el siguiente vuelo despega antes de las nueve de la mañana del día siguiente. Pero dado que hay unas cuantas horas de espera, si usted es “ave nocturna”, puede salir del aeropuerto y dar una pequeña vuelta para conocerla de noche, una ciudad que como otras grandes capitales nunca duerme. En la novela de Verne, estando en Hong Kong, Passepartout se perdió por despistarse de su jefe tras la melopea que cogió en un fumadero de opio de entonces.
Si tuviéramos más tiempo, en esta urbe cosmopolita no nos perderíamos las vistas desde el Pico Victoria a todo el skyline de la ciudad, subiendo en el teleférico de 1888 (en esta ocasión tampoco Fogg podría haberlo disfrutado, por apenas 16 años). Callejearíamos por Hollywood Road, una de las calles más emblemáticas -está llena de tiendas de antigüedades- ya que fue la segunda en construirse cuando se fundó la ciudad. Y nos perderíamos entre los impresionantes rascacielos de la isla, como el del Banco de China, el Two International, el Central Plaza y el Finance Centre. También iríamos a conocer un templo, el Man Mo Temple, que es el lugar de oración más venerado y uno de los puntos más concurridos de esta frenética ciudad. En una ciudad donde el culto al dinero está a la orden del día, por supuesto también hay espacio reservado para las tradiciones y creencias ancestrales.
Día 9 y 10: Hong-Kong – Yokohama / Yokohama – San Francisco
Al día siguiente, ya el noveno, hacemos dos escalas. Una en la ciudad japonesa de Yokohama y después, tras dar el salto por el océano Pacífico al continente americano, en San Francisco.
Frente a 22 días que les llevó a Fogg y Passepartout llegar en barco, hoy la primera conexión tiene una duración de 3hr 50 min -y un coste del billete de 210€-; y la segunda, 9hr 15 min -y 526,50€-. El programa de vuelos requiere dormir en el aeropuerto y el avión, pero la escala en Yokohama nos deja libre la tarde para hacer una pequeña incursión en la ciudad.
Asimismo, para quien en su viaje alrededor del mundo decida hacer parada en Yokohama, la segunda ciudad más habitada de Japón por detrás de Tokio, puede entre otras cosas, subir al observatorio de la Landmark Tower, una de las torres más altas de Japón, para disfrutar de las vistas la ciudad y su puerto. También pasear por los antiguos almacenes de ladrillo rojo (akarenga soko) hoy convertidos en un espacio lleno de restaurantes y tiendas. Desde ahí también se puede disfrutar de una bonita vista del skyline de Yokohama. Para conocer un poco más sobre la historia del puerto, un antiguo navío, de nombre Nippon Maru, es ahora un museo dedicado a tal fin. Y que no falte ir a alguna taberna asiática donde el ramen -los famosos fideos instantáneos- sea el protagonista, e incluso aprender un poco más sobre ellos, preparar unos fideos y diseñar nuestro propio envase en el museo de ramen de la ciudad.
Una vez en San Francisco, si va con tiempo, hay que ver el Golden Gate, el puente colgante que es el icono de la ciudad, junto con sus famosas calles empinadas. Para subir y bajar las cuestas hay que dirigirse a al distrito de Nob Hill donde está la más famosa, la calle Lombard. Otros dos emblemas son las casas victorianas -de Haigh Ashbury y Alamo Park- y el tranvía que recorre el abrupto Nob Hill hasta la zona costera de La Marina.
No cometa el mismo error que Fogg: asegúrese de tener en cuenta el cambio de zona horaria. Si durante todo el viaje, hemos ido aumentando horas para ajustarla a la local, a partir de San Francisco la hora local retrocede en el tiempo, salimos con UTC+9 de Yokohama y llegamos a San Francisco con UTC-8 (UTC es “Tiempo Universal Coordinado”, también llamada “la hora en el meridiano de Greenwich”).
Día 10: San Francisco – Nueva York
Afortunadamente, ahora es mucho más seguro viajar por Estados Unidos que en tiempos de esta novela, cuando en el lejano Oeste se regían por la ley del más fuerte. Tampoco es probable que viaje con un trineo a vela como hizo Fogg! Y frente a los 7 días de Fogg, ahora solo nos lleva 5 horas y media hacer esta etapa de 4135 kms, y 309 euros.
¿Qué ver Nueva York? ¡Todo! si se pudiera. En realidad, a cada paso hay algo que estimula alguno de los sentidos, pero si hay que decidirse únicamente por tres imprescindibles, esos pueden ser: la 5ª avenida a su paso por el Empire State hasta Central Park; el puente de Brooklyn; y Times Square, el epicentro de la Gran Manzana.
Días 10 y 11: Nueva York – Liverpool
En esta última etapa, Fogg tuvo incluso que comprar un barco y usar piezas del mismo como combustible para llegar a Liverpool. Ahora el viaje son 5330 kms a través del Atlántico cómodamente a bordo de un avión. El precio, ahora con aerolíneas low-cost transatlánticas, puede salir por 651€.
En Liverpool, un punto de la ciudad que visitar es su puerto Albert Dock. Se trata de un muelle que data de 1.846 y que fue la primera construcción británica fabricada en hierro, ladrillo y piedra, sin utilizar madera en sus vigas. Lleno de restaurantes, pubs, cafeterías y hoteles, también ofrece algunos de los mejores museos de la ciudad, como la Tate Liverpool, la Beatles Story, el Museo Internacional de la Esclavitud y el Museo Marítimo del Condado de Merseyside.
Día 11: Liverpool – Londres
Un tren y algo más de dos horas es lo que no ya únicamente separan nos separa del final del recorrido alrededor del mundo. Llegados a Londres, el viaje ha sido 8 veces más rápido que el de Phileas Fogg y mucho más económico, con diferencia. Este último billete de tren ha costado 127€.
Algunos datos totales
El importe desembolsado en transporte y alojamiento ha sido 4.198 euros. La distancia recorrida: 36.010 kms; hemos visitado 9 países y nos han hecho falta 7 monedas distintas y 9 vacunas.
Y lo más importante, la duración total ha sido de 11 días, 42 minutos. Eso es lo que hubiera tardado Phileas Fogg si hubiera hecho su viaje en el siglo XXI.
Recordemos que este simulacro de viaje no se ha organizado con una finalidad turística, se ha dispuesto únicamente con el objetivo de determinar las horas necesarias para dar la vuelta al mundo ahora, optimizando los tiempos de conexiones al máximo posible y disfrutando de los justos entretenimientos por el camino (aprovechando las horas intermedias entre vuelo y vuelo para hacer algo de turismo). Aunque en cada etapa hemos señalado algunas recomendaciones de lugares que visitar para el viajero, en caso de que haga su propia vuelta al mundo. Eso sí, con algo más de tiempo.