La grandeza (circular) de la biblioteca de Estocolmo
La capital de Suecia no es un lugar cualquiera que visitar, y es que su magia y peculiaridades la hacen un destino único. Conformada por 14 islas, Estocolmo es una ciudad donde el arte contemporáneo y el verde de sus extensos parques se combinan para crear esa aura que la rodea y que nos hace querer visitarla una y otra vez. Por eso no es de extrañar que una de las visitas obligadas en esta capital sea su biblioteca, un lugar poco turístico a primera vista, pero es que aquí, hasta las bibliotecas son especiales.
La Stockholms Stadsbibliotek, o Biblioteca Pública de Estocolmo, fue diseñada por el arquitecto Erik Gunnar Asplund y tardó 10 diez años en construirse, desde su proyección en 1918 hasta su inauguración en 1928. Lo que diferencia a este edificio de otros, es su curiosa forma cilíndrica, que acoge una sala central con tres alturas. El edificio está formado por cuatro alas donde se clasifican los libros por literatura infantil, periódicos, salas de estudio y oficinas, además de su zona internacional, donde podemos encontrar libros en varios idiomas. La biblioteca está rodeada de un parque con un estanque y tres anexos, todos ellos planificados por el propio Asplund.
El barrio de la educación
Para entender qué hay de especial en esta biblioteca, debemos deternos a explorar su localización dentro de la amplia extensión que abarca Estocolmo. Situada entre las calles Odengatan y Sveavägen, los barrios cercanos al edificio son de gran importancia arquitectónica, sobre todo para la enseñanza. Podemos encontrar el Instituto Técnico y la Universidad de Estocolmo. La biblioteca está situada en una zona donde la educación y el saber son los protagonistas. Nada está construido al azar.
Un edificio cilíndrico
Para crear la Stockholms Stadsbibliotek, su arquitecto, Asplund, encontró la inspiración al otro lado del charco. Asplund pasó un tiempo en los Estados Unidos y se empapó de las influencias arquitectónicas de dicho país. Quería crear un edificio que siguiera el esquema de los que le habían inspirado, es decir, lugares que contasen con un gran espacio central, en los que la iluminación llegara de forma cenital y que estuvieran rodeados por salas de lectura y patios con claraboyas.
La idea de otorgar al edificio una forma cilíndrica proviene de la Rotonde de la Villette, en París, una decisión que dota de grandeza a la sala interior y a la vista de quienes la observan desde el exterior. Gracias a su forma, la luz entra por las ventanas de los muros y se crea una atmósfera muy singular. El arquitecto usó como mayor inspiración para su idea la propia función de la biblioteca, es decir, buscaba crear un entorno que fuese estimulante para quienes quisieran aprender.
Asplund fue un precursor del movimiento moderno y neoclásico en Suecia, reduciendo los elementos a sus formas geométricas más abstractas y simplistas. Su estilo arquitectónico destaca por su sencillez y su funcionalismo, elimina la decoración excesiva y transmitiendo una imagen de armonía a sus creaciones.
Inspirado como ya hemos comentado en la moda arquitectónica de la época en Estados Unidos, Asplund hizo de la Bilbioteca Pública de Estocolmo la primera biblioteca en Suecia donde las estanterías eran abiertas, un detalle con el que ya contaban las bibliotecas de Norteamérica. Gracias a este detalle, se eliminaba la figura del bibliotecario y el visitante no necesitaba de sus servicios para acceder a los libros que quería.
En la actualidad, la biblioteca destaca por ser un claro ejemplo del “menos es más”, su construcción sigue un modelo funcionalista donde se han empleado los elementos básicos y estrictamente necesarios para crearlo. Es una de las obras más importantes de Asplund, junto al cementerio Skogskyrkogården, localizado a su vez en la capital sueca.
La grandeza de la biblioteca
Antes de entrar en el edificio ya nos sentimos maravillados por lo que vemos. Su grandeza es espectacular, todo un recinto cilíndrico rodeado de zonas verdes que nos hace sentir bastante pequeños. Tras observar su magnificencia, nos adentramos en la biblioteca y nos encontramos con una alta escalera que nos lleva a la sala central.
Nos encontramos en el centro del gran círculo que conforma el edificio. Mire a donde mire, encontrará la misma imagen: estanterías llenas de libros en su pared infinita. Lo que más llama la atención es el contraste entre los colores de los libros en las estanterías de madera y el tono claro de la parte superior del cilindro, donde los libros dejan de expandirse. La magia reside especialmente en la luz natural que entra en la sala por las altas ventanas. A su vez, podemos observar varias alturas dentro del edificio, donde se sitúan las salas anexas.
Una vez exploradas las salas anexas, abandonamos el interior del edificio y nos dirigimos afuera, donde encontramos el parque diseñado por Asplund y su gran estanque rectangular, haciendo de contraste con los comercios distribuidos a lo largo de Sveavägen. No podemos perdernos su pequeña cascada y sus esculturas, que nos harán trasladarnos a otra época.
La biblioteca cuenta con más de dos millones de volúmenes a disposición de cualquiera y más de 2,4 millones de canciones musicales guardadas en cintas de casetes o CD. Cuentan con una amplia oferta de e-books y artículos periodísticos que se pueden consultar a través del móvil, el ordenador o la tablet. Hacerse miembro y obtener una tarjeta bilbiotecaria que nos dé acceso a su catálogo es totalmente gratuito. Además, su sala de literatura infantil está decorada con un muro en el que se representan las aventuras y la fantasía que los más pequeños pueden experimentar con tan sólo abrir un libro.
Puede que en este punto ya esté convencido del todo para visitar la biblioteca en su próximo viaje a Estocolmo, pero que le preocupe el posible precio desorbitado (siguiendo el modelo sueco) de su entrada. Puede respirar tranquilo, admirar esta obra arquitectónica es totalmente gratis. Incluso puede quedarse a disfrutar en su cafetería de una buena lectura en inglés o, si la encuentra, con alguna obra en español.