Las iglesias fernandinas de Córdoba que no construyó Fernando

Fue en 1236 cuando Córdoba cambió de propietarios. Unos cristianos se habían empeñado en echar a los dueños de la esplendorosa ciudad califal, asombro del mundo, y la asediaban sin tregua. Fernando III acudió a echarles una mano y tras pocos meses de carnicería se consiguió lo que parecía imposible. Hay que recordar que Granada cayó 256 años más tarde que Córdoba, y solo tras una guerra de diez. El rey que cuatro siglos después obtendría el título de santo se apresuró entonces a fundar iglesias.

IGLESIAS FERNANDINAS
Iglesia de San Francisco

El fulgurante éxito de la conquista de Córdoba atrajo gentes en masa que venían desde León, Toledo, Burgos, Navarra…, todos migrantes dispuestos a buscar su oportunidad en los nuevos dominios de la corona. Así que Fernando III, si quería que el futuro le nombrara santo, tenía que apresurarse y erigir unas cuantas parroquias.

Córdoba tenía dos partes amuralladas, la Villa y la Ajerquía. El rey dividió cada una en siete barrios y mandó fundar iglesias en todos. Catorce en total. Las zonas se siguen llamando hoy del mismo modo que antes, aunque no todas las iglesias existen ya. Pero sí quedan unas cuantas de aquella época.

Hay que agradecer a Fernando III y a sus coetáneos que no destruyeran lo que había, como tantas veces se ha hecho a lo largo de la historia, sino que apañaran lo existente. Esto es, levantaron iglesias sobre mezquitas, con remozados de chapa y pintura, pero sin tocar el chasis.

En realidad, a Fernando no le dio tiempo a cambiar la estética de las mezquitas. Le imaginamos más que ocupado en conquistar territorios a los infieles (puede que en su determinación influyera el hecho de haber nacido en Peleas de Arriba, un pueblo de Zamora) y dedicado a criar a sus quince hijos. Y parece que no lo hizo mal, ni lo uno ni lo otro: cuando murió, hacia los cincuenta años, había triplicado la extensión de su reino, y al menos uno de sus hijos era un tipo muy preparado: Alfonso X el Sabio.

IGLESIAS FERNANDINAS
Iglesia de San Agustín

Así son las iglesias fernandinas

Fernando III fue el ideólogo de estas iglesias, pero no el constructor, por falta de tiempo. Sea como fuere, a él o a sus descendientes hay que agradecerles estas hermosas iglesias, que más correctamente habría que llamar bajomedievales. Se fundaron en el siglo XIII y la mayoría no se terminaron hasta bien avanzado el XIV. Todas tienen características comunes de serie, pero con una historia de reformas, ampliaciones y adaptaciones que las hace diferentes. Aunque hayan pasado por numerosos tratamientos de lifting, mantienen la esencia que permite agruparlas y clasificarlas.

Son iglesias robustas, como a prueba de asaltos, porque en esos tiempos ni cristianos ni musulmanes podían dormir tranquilos. Sus paredes de gruesa piedra tienen los sillares colocados a soga y tizón, como se hacía en la época islámica. En la Córdoba fernandina, superpoblada de repente, se necesitaba mano de obra y allí se creó una escuela de canteros con maestros que venían de trabajar en el monasterio de las Huelgas; quizá por eso las iglesias tienen cierto aire cisterciense.

La planta es de tres naves, la central más alta y más ancha que las de los lados, que van separadas por arcadas apoyadas en pilares. Los ábsides son abovedados, con nervios longitudinales. Suelen contar con tres puertas, una principal y dos laterales. Los techos son artesonados de madera, a veces de estilo mudéjar. Muchas iglesias fernandinas lucen un favorecedor rosetón en la fachada.

En estas iglesias fundadas por el rey cruzado hay mucho reciclaje. En algunas de sus torres de campanario todavía se ven vestigios de anteriores alminares de las mezquitas que fueron. Luego incorporaron elementos románicos, góticos y mudéjares; después añadieron toques renacentistas, y más tarde llegó la exageración barroca.

Es justicia universalmente aceptada que los ricos lo tienen más complicado para entrar en el reino de los cielos, así que en siglos pasados acostumbraban a hacer donaciones jugosas a las iglesias para aumentar las posibilidades de salir bien parados en el juicio final. De ahí que muchas de estas construcciones tengan intervenciones suntuosas, como retablos y capillas de valor.

IGLESIAS FERNANDINAS
Iglesia de San Andrés

Las iglesias fernandinas en la Ajerquía

Turismo de Córdoba va a empezar (en cuanto el despiadado verano se lo permita) a mostrar las iglesias fernandinas con horario y tique de entrada, que será gratuito para los cordobeses. Mientras tanto, los visitantes pueden entrar en ellas siempre que estén abiertas, para disfrutar de su enorme belleza y refugiarse del calor cordobés.

San Andrés
Hay una portada lateral del XV. La torre conserva una parte del XVI y el altar mayor es barroco, de Pedro Duque Cornejo. En su interior tiene lienzos muy importantes. Se conservan dos tramos originales antes del ábside principal.

San Lorenzo
Fabulosa. Aprovecha una mezquita anterior y todavía se ven los restos del alminar. Sobre ellos, un último cuerpo levantado en 1555. Tiene un pórtico característico, muy hermoso, de tres arcos, justo antes de la entrada principal, y un enorme rosetón. En el interior, pinturas murales del XIV.

Santa Marina
Fundada a finales del XIII y construida en el XIV. Con estilos tardorrománico, gótico y mudéjar, aunque también se ven elementos renacentistas, como la torre. El rosetón es hermoso. No hay que perderse la capilla bautismal mudéjar, del siglo XV.

San Pablo
En su origen pudo reciclar un palacio almohade, luego fue un convento con grandes posesiones de terreno y hoy es una iglesia muy retocada en el XVIII. Tiene un magnífico artesonado con decoración mudéjar y una imagen famosa, realizada por Juan de Mesa en el XVII, la de la virgen de las Angustias.

San Francisco
Es una iglesia conventual muy restaurada, en una zona preciosa (como si hubiera alguna que no lo es) de Córdoba. Dentro, hay que mirar con calma su importante colección de pinturas del XVIII. Cuenta con claustro de dos pisos con arcos de medio punto.

San Pedro
Conserva poco del original, pero tienen mucho interés los elementos añadidos en el XVI. Hay dos portadas medievales y parte de la torre es de estilo mudéjar. Atención a los retablos.

Santa María Magdalena
La más antigua de las iglesias de Córdoba, con estilos románico, gótico y mudéjar. Muy bonito el rosetón en la fachada principal y preciosas las decoraciones en punta de diamante. En la zona del altar mayor hay que mirar para arriba, a una imponente bóveda de crucería gótica con adornos vegetales. No se utiliza como iglesia, es un centro de exposiciones.

Santiago
Se asienta sobre una mezquita omeya anterior, de la que conserva el alminar, reconvertido en torre cristiana;  tiene planta rectangular, con tres naves. Es famoso su Cristo de las Penas, una talla anónima del XV.

San Agustín
Solo conserva de la época fernandina la cabecera y el crucero, con un ábside central y dos laterales. La bóveda de crucería es del siglo XIV; la portada principal, del XV y, a finales del XVI, se añade el coro. En el XVII se remodeló por completo según la moda del momento. Hoy se considera una buena muestra del barroco cordobés.

IGLESIAS FERNANDINAS
Iglesia de San Lorenzo

Las iglesias fernandinas en la Villa

Muchas de estas y de las anteriores funcionan como iglesias y no conviene molestar mientras están en misa; fuera del horario de culto permanecen cerradas, salvo para visitas guiadas. Explicadas se conocen mejor, se entienden y se aprecian las distintas épocas.

Santa María
Es la que todo el mundo conoce como la mezquita. Se consagró como catedral en 1236. Imposible describir aquí todo lo que reúne. Lo mejor: contratar un guía y dedicarle al menos una mañana. Da igual que ya hayamos estado: cada vez descubriremos algo nuevo y cada vez nos costará salir. Además, la mezquita-catedral es un lugar muy activo, con representaciones de autos sacramentales, conciertos, exposiciones…

San Nicolás
Una enorme y céntrica iglesia que se reedificó en el siglo XV. Su torre poligonal, levantada sobre un primitivo alminar, es de estilo gótico mudéjar, muy hermosa. Encima tiene un añadido posterior, un campanario del XIX. Es interesante su retablo barroco.

San Miguel
Cuenta con un retablo del XVIII y muchos cuadros y tallas de esa época, junto con obras del XIX. Lo mejor: su cúpula mudéjar sobre la pila bautismal. Una puerta lateral conserva un arco de herradura que se cree que es de la época califal.

Santo Domingo de Silos
Hoy ya no es tal, sus restos se pueden adivinar formando parte del Archivo Provincial, un edificio maravilloso que merece la pena visitar.

Se podría pensar que las iglesias fernandinas y la misma la mezquita-catedral se parecen a esos platos de entremeses donde lo mismo hay una rodaja de lomo que una ensaladilla rusa. Pero está bien que todo tenga cabida. Las modas arquitectónicas cambian y, aunque se supone que una iglesia es la casa de Dios, también él necesita hacer reformas de vez en cuando. Al final, la variedad se disfruta por encima de la armonía.

 

 

Ana Cañizal

Fotógrafa aficionada y periodista. Trabajo en mi empresa de servicios editoriales, Balloon, pero me escapo en cuanto puedo porque lo que más me gusta es viajar. www.balloon.es

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba