Este verano acompañará sus comidas con el CHAMPAGNE ROSÉ 2006 Bollinger
En estos meses de verano los champagnes son ideales por ser ligeros, divertidos y refrescantes. Dentro de estos, el rosado -que en los últimos años está al alza- es especialmente suave de alcohol, vivaz y refrescante. Y un rosé que sin perder esos atributos sea especialmente adecuado para acompañar las comidas y cenas del verano es el CHAMPAGNE ROSÉ 2006 de la maison Bollinger. Seco, largo en el paladar, con volumen y burbuja fina pero con un final maravillosamente fresco, de pinceladas cítricas, probablemente sea el champagne gastronómico por excelencia para el verano.
Los rosados, tanto vinos de mesa como espumosos, siempre han estado en segunda línea. Pero de hace un tiempo a esta parte fascinan y ganan el favor de los consumidores. Mucho de esto tiene que ver con que las bodegas los han sabido reposicionar como productos de alta gama, gracias a una calidad muy mejorada mediante técnicas de procesamiento más precisas y variedades de uva que se adaptan mejor al cambio climático sin aumentar el grado de porcentaje alcohólico, y por supuesto añadiendo altas dosis de identidad y personalidad al producto.
En este escenario, Bollinger ha lanzado una edición especial de su cuvée rosado para aprovechar una añada, la del 2006, con una climatología excepcional.
Esta añada inspiró al enólogo de la maison Bollinger a crear un champagne único, capaz de expresar plenamente la personalidad de esta añada que se benefició de un clima muy favorable, atípico, caracterizado por un invierno muy frío y un verano muy caluroso, que dio lugar a una buena cosecha con la que crear un cuvée excepcional, uno de los grandes saberes de la maison y un símbolo de su experiencia en el campo del Pinot Noir.
El CHAMPAGNE ROSÉ 2006 Bollinger resulta de la combinación de nueve Grands y Premiers Crus que han sido seleccionados en exclusiva para elaborar este vino espumoso. Está elaborado con una preponderancia de variedad Pinot Noir (72%) -al igual que en toda la gama de los champagnes de la casa-, además de Chardonnay (28%) y vino tinto tranquilo de pinot noir (7%), y madurado más de 10 años en bodega, el tiempo esencial para expresar completamente el carácter de una cosecha tan única.
La Chardonnay le aporta frescura y elegancia al coupage; mientras que la Pinot Noir proveniente de sus viñedos en los pueblos franceses de Verzenay y Aÿ, añade complejidad y prolonga la finura de la Chardonnay.
Con la paciencia y el savoir-faire de la centenaria casa se ha elaborado un champagne que presenta a la vista un brillante color rosa salmón con una burbuja fina. En boca, transmite notas de chocolate y café tostado, seguidos por aromas frutales de fresa, grosella y arándano para hacer un conjunto intensamente vinoso – al estilo de Bollinger-, que luego se convierte en notas cítricas frescas, de naranja roja y cáscara de mandarina para un final maravillosamente fresco.
Esta combinación de sabores ofrece a los paladares más exigentes la oportunidad de degustarlo solo o acompañado con la cocina estival, desde mariscos, quesos ligeros y postres a incluso de carnes con sabores intensos y pronunciados. En definitiva, un champagne fresco y muy bebible.
Para este espumoso, Bollinger ha creado una presentación innovadora y exclusiva que refleja la esencia de la maison. Una caja calada con las letras en oro rosa que recuerda a la Mashrabiyya, celosía utilizada en la arquitectura tradicional de los países árabes como dispositivo de ventilación natural.
Maison Bollinger. Un sello único
El champagne favorito de James Bond desde 1973, sigue siendo todo un icono de magia y refinamiento. Lujo y glamour.
Bollinger lleva casi dos siglos (fundada en 1829) elaborando un champagne de características únicas, por su crianza y por sus resultados. Localizada en el pueblo de Aÿ, es una de las últimas maisons en la región de Champaña-Ardenas que se mantiene independiente respecto a multinacionales.
Varias generaciones de la familia han dirigido esta bodega desde que el aristócrata Athanase de Villermont heredara un extenso terreno y se asociara con Joseph Bollinger y Paul Renaudin para fundar la maison. Con el paso de los años sería la mujer de Jacques Bollinger, Elizabeth Law de Lauriston-Boubers, quien se haría cargo de la firma al morir su marido a mediados del siglo XX. Ella fue la gran reformadora de la firma y la que fijó la excelencia por la que es reconocida en el mundo entero.
A Elizabeth Law de Lauriston- Boubers no le gustaba la versión de champán rosado, y ella nunca lo produjo, pero hoy Bollinger produce rosados fascinantes e intrigantes, como el básico Bollinger Rosé, además del Grande Année Rosé, que nació a finales de los 70, y el Brut Rosé que vio la luz en 2008.
El sello Bollinger es indiscutible y su estilo se apoya en una filosofía que no ha cambiado con el paso de los años. Su viñedo de 174 hectáreas representa el 60% del abastecimiento total y la variedad que predomina en toda la gama de sus champagnes es la Pinot Noir.
El mosto fermenta inicialmente en pequeños depósitos de acero inoxidable o madera, y después en las bodegas al menos tres años. En el caso de los vintages, este tiempo es mucho más largo.
Los vinos de reserva se envasan en magnums -para que envejezcan más lento y por tanto mejor-, que serán piedra angular del Special Cuvée, la gama básica de la casa y ya con gran calidad. Igualmente, se sigue utilizando la fermentación del vino en barricas, un sistema de elaboración que pocas maisons de la comarca utilizan actualmente.
Lo que sí ha variado en la actualidad es su apuesta por la viticultura sostenible mediante reducción de herbicidas, plantaciones de flores, estacas de pino. Una iniciativa del actual presidente, Jêrome Philipon, el primero en la historia que no pertenece a la familia Bollinger.
Otra peculiaridad de Bollinger es que el removido y posterior degüelle de la botella se hace a mano, una a una. Dada su calidad, añaden muy poco dosage, o licor de expedición, para conseguir una mayor autenticidad y que el producto sea lo más natural posible.
Poseen aún su propia tonelería donde, el artesano a cargo, examina cuidadosamente cada barril viejo (son 3.500) y los preserva apropiadamente.
El diseño de sus botellas que data de 1846 es de cuello más estrecho y base más ancha que las habituales en Champaña-Ardenas. La razón es para ralentizar el intercambio de oxígeno con el exterior y lograr calidades más altas tras la fermentación.
Los grandes de la maison son las cuvées Grande Année, Grande Année Rosé y Bollinger RD.