En los aeropuertos: no sea uno de estos viajeros
– Seis errores que la gente comete en los aeropuertos –
No es exagerado decir que los viajes aéreos hoy son algo cotidiano para muchísimas personas, parte de su día a día, o al menos algo relativamente frecuente, y por tanto conocen al dedillo cada protocolo aeroportuario y cada detalle a tener en cuenta antes de embarcar. Pero a diario vemos gente que pasa un mal rato o se lleva una inesperada sorpresa en el aeropuerto. Podríamos atribuirlo a los cambios y complicaciones en los procedimientos de seguridad, a las prisas, a la idiosincrasia de cada uno o simplemente a la falta de sentido común, pero una cosa es cierta: hay personas que parecen hacer las cosas más exasperantes cuando entran en un aeropuerto. Estudie esta lista y que no le pillen siendo uno de estos viajeros.
El poco previsor
Viajar más allá de las fronteras de la Unión Europea supone algunas consideraciones adicionales para recordar. Como sacarse el visado, ¡evidentemente! (es algo que a nadie se le escapa); pero lo que no todo el mundo sabe es que casi todos los países exigen que haya al menos seis meses de validez en el pasaporte (es decir, a efectos prácticos: el límite para renovarlo no es la propia fecha de caducidad, sino seis meses antes). Y algunos (como Sudáfrica) se adhieren a las estipulaciones de que debe haber al menos dos páginas en blanco consecutivas.
Muchos pasajeros se han quedado en tierra tirados y llorando en la puerta por no tener ni idea de estas reglas. Las aerolíneas tienen que verificar la información antes de embarcar hacia países que requieren visados puesto que son consideradas responsables y multadas si dejan que un pasajero viaje sin la documentación apropiada. Así que… no se esfuerce, guarde sus explicaciones y sollozos – no influirán ni siquiera entre los más amables agentes de la puerta.
El viajero incordio
Todos los hemos visto: son los viajeros que en medio del trajín, las prisas y el gentío están en su propio mundo. Pasan el rato caminando sin rumbo fijo con auriculares y la cabeza hacia abajo; entonces de repente frenan sin avisar consiguiendo que casi nos los llevemos por delante con nuestro carro de maletas. También son los que se dedican a ver una peli sin utilizar auriculares o a hablar por teléfono tan alto que hacen partícipes a todos los que vamos a embarcar en su mismo vuelo.
Usted no es la única persona en el aeropuerto, así que sea cortés con los que le rodean. Otro apunte: sus compañeros de viaje también le agradecerán no estar parado en el medio de la pasarela móvil o en la escalera mecánica cuando la gente está tratando de pasar. ¡No sea ese tipo!
El autómata o el que da por hecho las cosas
Dícese de aquel que hace de manera mecánica la compra de su billete sin leerse con detenimiento cada apartado. Es el caso de los que se dan por enterados que por facturar maletas hay que pagar pero que, sin embargo, se les escapa el detalle de que en cabina, además de su maleta (con las limitaciones de peso y tamaño correspondientes) no pueden llevar consigo una bolsa de cierto tamaño (las aerolíneas suelen limitar el tamaño de bolsas a máximo de 35 x 20 x 20 cms); con la consiguiente penalización económica y la bajada de la bolsa a la bodega del avión.
A pesar de que las normas y los recargos están contemplados en el proceso de compra online de las aerolíneas, todavía hay viajeros que se quedan aturdidos cuando en el aeropuerto se les pide que paguen por una simple bolsa extra o por aquella que resulta ser más grande de lo que ellos creían. Sin duda, el proceso de compra requiere un pelín más de atención de lo que inicialmente pueda parecer.
Más fácil todavía es dar por sentado cosas como que viajar con un bebé y su consabida bolsa cambiador no van a suponer problema alguno. ¡Error! En muchas aerolíneas low cost no se permite equipaje de mano para niños pequeños que viajen en el regazo de un adulto, Ryanair por ejemplo. En tales circunstancias, esta compañía requiere que ambos viajen con otro adulto acompañante y que sea éste el que lleve la bolsa de bebé (de hasta 5 kg) junto con su propio equipaje de mano.
Así que, estudie la política de equipaje de su aerolínea y tenga cuidado con las limitaciones de peso y tamaño (no sólo las aplicables en bodega, también en cabina) porque, a menos que usted vuele en Business o haga un largo radio, lo más probable es que, además de por facturar equipaje, tenga que pagar por alguna de las circunstancias que acabamos de plantear.
Hay alguna que otra manera de librarse de estos costes adicionales: hágase con una tarjeta de crédito que, entre las ventajas que ofrezca a la hora de volar, estén la facturación y el equipaje de mano extra sin coste; o acumule millas con un programa de viajero frecuente (la mayoría de estos programas incluye equipaje a facturar gratuito). Por supuesto, siempre puede volar en Business, pero incluso así, algunas aerolíneas han ajustado recientemente la política de equipaje (pasando el número de bultos permitidos sin coste de tres a dos).
El confiado
Es el que piensa que una aerolínea pierda su equipaje nunca le tocará a él. Esperemos que no suceda, pero siempre existe esa posibilidad, y en tal caso, se alegrará de no ser uno de estos confiados y haberlo previsto por adelantado. Antes de que se pierda en el laberinto de maletas, al facturar la suya compruebe que la etiqueta coincide con el código de destino y número de vuelo. No pierda el número de identificación por si tuviera que reclamar. Y recuerde, si sucediera el “fastidioso desenlace”, lleve un cambio de ropa, los objetos de valor y los medicamentos siempre con usted en el equipaje de mano.
Estando en un mundo digital (por el que las compañías aéreas nos tienen totalmente fichados), no recurra al método de toda la vida: acompañar la maleta con una etiqueta con su número de teléfono y dirección, no es nada seguro. En cambio sí añada a su equipaje un detalle diferenciador como una cinta de color o una pegatina para evitar que por error un despistado o alguien con mucha prisa se lo lleve.
Y ponga la tecnología a su favor. En el mercado hay nuevas tecnologías con las que rastrear el equipaje. Como Trakdot (disponible para IOS y ANDROID,) que es un pequeño dispositivo inalámbrico que se mete en la maleta y emite una señal que permite localizar su posición en cualquier momento. Rastrea su maleta en tiempo real, dándole a través de una app información sobre su paradero. Un ejemplo del mensaje de texto SMS que el dueño recibe sería: Su Trakdot [ ID ] se encuentra en el Aeropuerto Nacional Reagan, Washington D.C. Otro dispositivo para meter en la maleta es Lugloc, que es además uno de los que ofrece mayor autonomía ya que permanece encendido hasta 15 días. Y para usuarios de ANDROID también está la app Tag-a-Bag que utiliza códigos QR y que está integrada además con redes sociales.
Aunque hay que decir que las aerolíneas cada vez pierden menos maletas gracias a las últimas tecnologías de procesamiento. Según el informe de Gestión de Equipaje 2016 del especialista en comunicaciones y soluciones IT, SITA, en 2015 alcanzaron la tasa de maletas mal gestionadas (dañadas, perdidas o entregadas con retraso) más baja de la historia. Sólo el índice de equipaje perdido se ha reducido en un 50 % a nivel mundial desde el año 2007.
El innovador o arriesgado
Son aquellos viajeros muy resueltos y con bastantes tablas que cuando hay conexiones en la ruta, para abaratar las tarifas, compran los billetes entre ciudades por separado o combinan el vuelo de una compañía aérea a otra. Esta fórmula puede funcionar cuando se trata de vuelos de corto alcance y una única escala.
Pero también puede llegar a ser arriesgada, sobre todo cuando hay más de una escala y en largas distancias, ya que por un lado aumentan las posibilidades de pérdida del equipaje, con la consiguiente complicación al tener que coordinarse distintas aerolíneas; y por otro puede suponer que no lleguemos a tiempo a hacer la conexión (en caso de retraso del primer vuelo). Tenga en cuenta que si no reserva los vuelos de conexión en el mismo billete, las aerolíneas no son responsables de las conexiones perdidas.
El ineficaz gruñón
La escena es habitual: colas de gente esperando a ser atendidos para reclamar por su vuelo retrasado o cancelado. La impaciencia y en enojo son inevitables. Siempre hay algunos que pierden la paciencia y acaban montando el numerito.
No pierda el tiempo en la desesperante cola, la mayoría de compañías tienen activado 24 horas al día un servicio de reclamación a través de las redes sociales. Iberia incluso promete contestar en una hora.
Conéctese con ellos vía online mientras espera en el aeropuerto. Es probable que obtenga una solución más rápida y un servicio más amigable que el que le dará el empleado de la terminal, agotado por atender a una marabunta enojada (gruñones incluidos). Si usted tiene acceso al lounge de la línea aérea, no olvide que allí también pueden ayudarle y las esperas son mucho más cortas. Y si no, puede merecer la pena comprar un upgrade a la clase Business para acceder a la sala vip y tener un servicio rápido, y de paso tomarse un cóctel o dos mientras espera.