Diez pueblos marineros de España que te conquistarán
Es la consecuencia dolorosa del progreso y la tendencia del ser humano a unirse en grupos (aunque luego nos arrepintamos en esas curiosas manifestaciones sociales que son las juntas de vecinos). Los municipios se hacen grandes, se expanden, las casas se remodelan a medida que las familias progresan, y cada vez más pueblos, otrora encantadores, pierden su personalidad y se convierten en grandes destinos turísticos o ciudades dormitorio con el mar cerca. Hoy, inmersos en el mes más vacacional del año, queremos hablaros de diez villas marineras que conservan todo su sabor y estética pintoresca en España. Son perfectos para una escapada de fin de semana o para los que quieren relajarse y disfrutar de sus encantos durante más días. Pueblito bueno, sí: pero mejor con mar, claro.
ASTURIAS
Lastres: A menos de sesenta kilómetros de Oviedo se encuentra este encantador pueblo, a caballo entre el mar y la sierra del Sueve. La villa es un ejemplo de cómo el urbanismo se adapta al paisaje, a través de escalinatas y estrechas calles en cuesta por las que merece la pena pasear sin rumbo durante un rato. Nuestro deambular debería llevarnos a la parte más alta del municipio, concretamente al mirador de San Roque, donde disfrutaremos de una visión panorámica inolvidable. Recalar en su puerto y contemplar la actividad de las rederas nos traslada al pasado: para un viaje en familia aún más radical puedes visitar el Museo del Jurásico.
Cudillero: Este encantador concejo cuenta con tantos atractivos que resulta difícil enumerarlos todos. En su capital, Cudillero, hay que contemplar la prestancia de las casas de los indianos, las de los pescadores, su puerto y el tranquilo bullicio que lo recorre los días de verano. Adentrarse en el concejo será un acierto para los amantes de las playas más paradisíacas: la del Silencio, la de Gueirúa, la Concha de Artedo… Absolutamente recomendables. Y si prefieres el campo, te deslumbrará la riqueza natural del cercano Valle de Faedo.
BIZKAIA
Lekeitio: Sin duda, uno de los pueblos con más encanto del País Vasco. Situada a pie del Cantábrico, destaca su casco histórico, con palacios, casas antiguas de marineros y las características casas-torre. El puerto y sus muelles ofrecen un agradable paseo, aunque recomendamos también explorar el bellísimo sendero del Lea. El Faro de Santa Catalina, actual Centro de Interpretación de la Tecnología de la Navegación, nos proporciona unas vistas imperdibles. Hay que visitar la playa de Karraspio.
CÁDIZ
Zahara de los Atunes: Es una pedanía de Barbate que en los últimos años se ha puesto muy de moda. No tiene el sabor de hace treinta años, y hay días en los que cuesta acceder a este núcleo, pero sucede fundamentalmente en agosto: el resto de meses es bastante tranquilo. Sigue siendo el núcleo de pesca del atún más importante de la costa empleando las almenaras (de ahí su nombre). Sí, es el pescado estrella de los muchos restaurantes que puedes encontrar. Cuenta con una preciosa playa.
CANTABRIA
San Vicente de la Barquera: La capital, del mismo nombre, es uno de las villas con más encanto del país. Esencialmente ligada al mar, destaca la zona de la puebla vieja, coronada por unos prístinos castillo, iglesia y morada que dan al conjunto la sensación de haberse detenido en el tiempo. Su gastronomía, tan marinera como el pueblo, ofrece exquisitos pescados y mariscos. La Iglesia de Santa María de los Ángeles, un templo gótico de gran tamaño, merece ser visitado.
CASTELLÓN
Torre La Sal: Es una tranquila pedanía en la que viven poco más de ochenta personas. Este asentamiento y playa deben su nombre a los restos de una torre de planta cuadrada y seis metros de altura, un tipo de construcción característica del entorno, donde hay otras similares. Delante del poblado también existe una zona con abundantes restos de ánforas de tipología púnica y romana. Declarado bien de interés cultural, su playa de claras aguas es un lugar perfecto para perderse.
GALICIA
Combarro: el turismo y el urbanismo le amenazan, pero sigue siendo uno de los enclaves más bonitos de las Rías Baixas. Escondido en la ría de Pontevedra, el pueblo resume la esencia de la arquitectura popular gallega. Cruceiros (aquí la virgen mira al mar, los cristos a la tierra) hórreos y casas mariñeiras se suceden en su casco histórico. Estas últimas, muy características, se dividen en dos plantas: abajo se almacenaban los aperos y solía haber un rincón para elaborar vino; arriba estaban los dormitorios y la cocina. Encantador su paseo marítimo. Los que quieran darse un baño pueden ir a la playa de Padrón.
GIRONA
Calella de Palagrugell: El turismo ha convertido la Costa Brava y sus pueblos, antaño marineros, en un enclave muy frecuentado por veraneantes. Sin embargo, este delicioso pueblito ha sabido conservar su esencia, donde no faltan las tradicionales viviendas de dos plantas de los pescadores y otras con cubierta inclinada de teja. Formado por pequeñas calitas, es considerado la capital de la habanera, un tipo de canción traídas de ultramar por los indianos que regresaban de Cuba.
HUELVA
El Rompido: Tradicional asentamiento de pescadores, que peligra por la proliferación de construcciones destinadas a albergar al creciente turismo de la zona. No obstante, mantiene su actividad y sabor marineros. Se encuentra en el margen izquierdo del río Piedras (por el que recomendamos pasear). Tiene dos faros, uno de ellos del siglo XIX, que es su construcción más antigua. Simple y bello.
LAS PALMAS
Puerto de las Nieves: este colorido pueblo marinero pertenece al municipio de Agaete, situado a unos treinta kilómetros de la capital. Hay que bajar a esta zona y disfrutar del sol entre sus casitas blancas y azules a pie del mar. La cabecera de Agaete (el pueblo en sí) merece una visita, debido al encanto de sus casas encaladas sobre los barrancos, muchas de ellas decimonónicas con bonitos patios. Su cercanía al mar lo convierte en uno de los mejores lugares de la isla para comer pescado fresco.
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