Cerdeña, mucho más que Costa Esmeralda
La Costa Esmeralda es el destino más solicitado entre los viajeros que visitan la isla de Cerdeña. Es el territorio más exclusivo, donde se concentran los ricos y famosos, donde los yates compiten en glamour y donde la mayoría de los coches son de altísima gama. Especialmente en Porto Cervo y Porto Rotondo. Por aquí se han paseado este verano Silvio Berlusconi, Gina Lollobrigida, George Clooney, Flavio Briatore y un sinfín de deportistas, empresarios y ricos herederos. Además, sus 55 kilómetros de costa están decorados con playas de fina arena blanca y aguas traslúcidas que recuerdan el color de la piedra preciosa que le da su nombre.
Muy cerca de este exclusivo reino del lujo se halla el archipiélago de la Magdalena, catalogado como parque nacional y santuario de cetáceos, al que se puede acceder únicamente en barco. Contratar una excursión es la única manera de llegar a algunas de las calas más espectaculares de esta reserva marina. Son rutas programadas que se pueden reservar en el puerto de Palau y que parten a primera hora y regresan a media tarde. El coste, dependiendo del tipo de embarcación, oscila entre los 50 y los 180 euros por persona, con almuerzo incluido, pero, sin duda, es una opción interesante para valorar. Así, llegará a la mítica Playa Rosa o a la Cala Corsara. Incluso, a la isla Caprera, donde se halla un museo dedicado a Garibaldi, uno de los principales artífices de la unificación de Italia.
Sin embargo, este pequeño fragmento del noreste de Cerdeña es sólo una pequeña parte de una tierra que da para muchísimo más, que ofrece sorpresas gratificantes a cada paso, porque da al viajero la posibilidad de perderse por sus numerosísimas playas, por su larga historia, visible en importantes restos arqueológicos, y por sus pequeñas ciudades y rincones. Cada cual más espectacular. La costa se presenta siempre diferente. De oeste a este y de norte a sur, las calas se muestran al viajero entre pinares, acantilados y dunas salvajes que se adentran hasta la misma arena de la playa. Claro que hay sitios turísticos, donde encontraremos multitud de bañistas con sombrillas, chiringuitos y tumbonas, pero si lo que desea es perderse y tener el Mediterráneo para uno solo, lo puede conseguir incluso en el mes de agosto. Y no con demasiado esfuerzo.
A continuación, enumeramos algunos puntos interesantes de la geografía sarda que nos han emocionado por su singularidad. Desde ciudades cosmopolitas como Cagliari o Alghero a restos arqueológicos de la cultura nurágica, como los de Barumini, y gratas sorpresas en la costa como Portoescuso, Cala Lunga, Peonia Rosa o Porto Pino.
- Cagliari, la capital. Es una ciudad antigua, hospitalaria y con mucho encanto, cuyo centro histórico está delimitado por el puerto, a donde llegan hoy muchos cruceros turísticos, y el barrio del Castello, donde se halla el bastión de San Remy, una hermosa caminata por interesantes monumentos que parte de la plaza de la Constitución. Desde lo alto, se divisa una panorámica fantástica de la urbe. El viajero tampoco puede perderse el barrio Marina, el anfiteatro romano y la colina de la basílica de Nuestra Señora de Bonaria. A la cercana y agradable playa de Poetto se llega en un autobús urbano en un trayecto de 20 minutos.
- Área arqueológica de Barumini. Es uno de los yacimientos nurágicos más importantes de Cerdeña, no en vano está catalogado por la Unesco, desde 1997, como Patrimonio de la Humanidad. Las excavaciones se hallan alrededor de un impresionante dolmen del siglo XV a.C. Entre las construcciones que puedes encontrar aquí, está el Su Nuraxi, uno de los monumentos prehistóricos más conocidos, que se configura con distintas torres de defensa levantadas con rocas unidas que albergan en su interior diferentes habitaciones. La entrada con visita guiada cuesta 12 euros.
- Alghero, la ciudad que habla catalán. Situada en el noroeste de la isla, es la segunda ciudad en importancia de Cerdeña. Los locales la llaman Barceloneta porque, al parecer, los colonos que repoblaron la ciudad en la Edad Media procedían de la ciudad condal. Por eso, el catalán, o dialecto alguerés, es reconocido como oficial por Italia. Merece la pena recorrer despacio el puerto deportivo y el casco histórico, con sus murallas y calles pintorescas.
- Bosa. Situada a menos de una hora de Alghero, esta ciudad apenas cuenta con 8.000 habitantes, pero sí tiene una gran historia. Asentada entre las montañas y el mar, ofrece una estampa de postal por el colorido de sus casas (rojas, amarillas, azules, naranjas…) y por la silueta del castillo Malaspina, recién restaurado, que a veces se refleja en el río Terno, el único navegable de Cerdeña.
- La isla de Sant’Antioco. Un recorrido por este pequeño territorio del suroeste de Cerdeña, que se une por un pequeño puente a la isla madre, depara agradables sorpresas. Desde Sant’Antioco, se puede alcanzar en pocos minutos la pintoresca y acogedora Calasetta, un pequeño puerto desde el que es posible acceder en ferry hasta la cercana y hermosa Caloforte. Si tiene el tiempo necesario para recorrer este pedazo de Cerdeña, se topará con playas espectaculares, como Cala Sapone, Maladroxia o Peonia Rosa, esta última precedida de un frondoso bosque.
- Los descubrimientos personales. Si recorre Cerdeña en coche, dedique algún día a demostrar sus dotes de explorador. Métase en los caminos, disfrute de los bosques que se hallan junto a la costa e investigue cómo llegar a esas pequeñas calas y playas desiertas. Con un mínimo de tesón, se sorprenderá. Podrá disfrutar del Mediterráneo en soledad.
Así que, ya lo sabe, si le apasiona la historia y la naturaleza y darse zambullidas en playas singulares, de aguas más que traslúcidas, Cerdeña es su destino. Ya lo anunció el escritor y filósofo alemán Ernst Junger después de visitar la isla: “Aquí hay lugares donde se pueden ver hasta las entrañas del Mediterráneo”.