Buenos Aires, destino exquisito
La cosmopolita y elegante Buenos Aires además de tener una abultada agenda cultural, teatros y librerías, diseño y vanguardia, una cocina increíble y los mejores bares de cócteles, tiene lujo, mucho lujo. Ahora, no pasando por su mejor momento el cambio del peso argentino frente al dólar, esta situación permite a los viajeros acceder más fácilmente a la amplia y cuidada selección de servicios y experiencias de lujo en su estancia en la capital argentina.
Si cultura, tango, cuero, asado son los puntos cardinales de la brújula que llevan todos los turistas en esta ciudad, estos también lo son para el viajero que busca lujo, pero en su caso articula el viaje también en torno a otros alicientes únicos. Estos son algunos de los imprescindibles que no hay que perderse en el Buenos Aires exclusivo:
Hoteles para no salir de ellos
La capital argentina cuenta con alojamientos sorprendentes de gran exclusividad, preparados para satisfacer al viajero más exigente. Es el caso de Faena Hotel Buenos Aires, donde sólo por asistir al espectáculo Rojo Tango, considerada la actuación de tango más fascinante del mundo, el huésped puede sentirse más que satisfecho con su decisión de alojarse aquí. A ello se suman habitaciones tan anheladas como la Suite Imperial, una gran residencia de dos pisos diseñada para vivir rodeado de selectas antigüedades del barrio de San Telmo.
También puede elegir el Four Seasons, que permite decantarse por el diseño contemporáneo de La Torre o bien por el lujo europeo de las siete suites únicas de estilo Belle Epoque de la mansión. Bañarse en la piscina ubicada frente a la hermosa fachada de este hotel será toda una experiencia.
Una generosa agenda cultural
Cine, música, danza, artes visuales, museos, teatros, circo, festivales, exposiciones… se bifurcan por toda la ciudad y dan como resultado una abultada agenda cultural. Los museos se dejan ver por toda la capital pero hay una zona, entre los barrios de Palermo y Retiro y conocida como “La Milla de los Museos”, que reúne 15 museos y espacios culturales. Los museos obligatorios son el Museo Nacional de Bellas Artes, que es el museo más importante de todo el país y el que tiene la mayor colección de arte argentino, y el Malba, que nació de una colección privada, la Colección Constantini, y que reúne obras del arte latinoamericano desde comienzos del siglo XX hasta el día de hoy.
Un esencial de entre los magníficos es asistir a alguno de los espectáculos que ofrece el Teatro Colón, con más de un siglo de historia y en cuya construcción participaron 1.500 personas. Según los grandes directores de orquesta, el Colón es uno de los mejores teatros líricos del mundo.
Las compras
Buenos Aires es además una ciudad que no descansa. Los amplios horarios comerciales permiten visitar todo tipo de establecimientos para los amantes de las compras. Aquí se reúnen algunas de las más bonitas tiendas de estilo gaucho, equitación, antigüedades y orfebrería de Argentina.
Dos artículos típicos indiscutibles son la plata y el cuero. La platería cuenta con multitud de direcciones de gran interés a lo largo de toda la ciudad. Es el caso de Pérez Sanz, en el barrio de la Recoleta, famosos entre otros productos por sus clutchs. El coqueto barrio de San Telmo alberga el atelier de Marcelo Toledo, uno de los orfebres más famosos de todo el país, aclamado por infinidad de celebrities; así como el histórico taller de Juan Carlos Pallarols, todo un museo dedicado a la belleza de la platería con piezas exquisitas. Y en cuero argentino la oferta de marcas y artesanos es enorme. Una calle que concentra un buen número de ellas, alrededor de unas 50, es la calle Murillo (desde el número 500 al 700).
Las grandes marcas y artículos de lujo se concentran en espacios como la Avenida Alvear, o las célebres Galerías Pacífico. Pasear por este centro comercial supone contemplar un Monumento Histórico Nacional, declarado así por su notable arquitectura y valor artístico. Las Galerías Pacífico combina el placer de salir de shopping con el disfrute del lugar con elementos tan especiales como su magnífica cúpula, decorada con murales realizados por destacados pintores argentinos: Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Demetrio Urruchúa y Juan Carlos Castagnino.
Para los amantes del interiorismo, la calle Arenales en el barrio Recoleta tiene varias manzanas con los locales de decoración más inspiradores de la ciudad.
Y los apasionados de las letras y de la música reproducida de forma analógica podrán encontrar las tiendas de música y librerías más reconocidas sobre la avenida Corrientes, entre avenida Callao y Carlos Pellegrini. Hay un lugar que aun sin ir con intención de hacer una adquisición, merece una visita. Es la librería Ateneo Grand Splendid, reconocida internacionalmente como una de las más impresionantes del mundo. En su día fue teatro y ha mantenido dicha arquitectura. La experiencia de recorrerla bajo su impresionante cúpula (con alegorías de la paz) y de tomar un café en el antiguo escenario merece la pena.
Más que el fútbol, el Polo
Los porteños, además de amantes del fútbol, también lo son del Polo. Para vivir esta afición junto con los locales, en plena primavera austral el viajero puede asistir al Torneo de Polo Abierto de Palermo en noviembre, que reúne a los mejores jugadores y caballos de este deporte en el mundo Además, los viajeros que deseen ponerse en el papel de uno de estos deportistas pueden disfrutar de clases de polo para vivirlo en primera persona. Otra apetecible opción es participar en el Polo Day, una experiencia premium que incluye formación, juego, degustaciones gastronómicas y relax en su precioso campo.
Y por supuesto, un asado
No hay que abandonar este destino sin haber degustado un auténtico asado argentino en Don Julio o La Brigada, disfrutar de un cóctel de autor en Presidente o en Nicky Harrison -donde los crean específicamente para cada cliente, en función de sus gustos-, tomar el té en Casa Cavia o en el Palacio Duhau -una tradición inglesa muy arraigada en argentina- o ir bailar a Tequila, una de las discotecas más exclusivas de la ciudad en la que sólo pueden entrar 500 personas.