El brandy: no es bebida para viejos

Los tópicos son más fuertes que nosotros, y a veces no les falta un poco de razón. Los puros, por ejemplo, son algo delicioso, pero un producto habitualmente consumido por hombres, y de una cierta edad. Lo mismo sucede con el brandy, ese aguardiente destilado del vino, tan español, tenía una imagen “viejuna” en nuestras fronteras, aunque lleva tiempo causando furor en ciudades como París, Londres o el lejano Sudeste Asiático. Por ello,  la bodega jerezana González Byass lanza en Madrid su ruta Lepanto Around the World, que pone a nuestra disposición los tragos con acento español que triunfan en otras urbes. Hay que ser profeta en nuestra tierra… Y rejuvenecer nuestros productos, claro. Porque el brandy ya no es bebida para viejos.

 

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Horse’s Neck, el trago propuesto por El Gordo de Velázquez.

 

Durante marzo y abril, el público madrileño podrá disfrutar de exitosos combinados elaborados con Lepanto, el brandy Solera Gran Reserva más especial de estos bodegueros. Así, cuatro locales de moda de la capital (La Vanduca, El Gordo de Velázquez, La Verónica y Julieta Bistró) serán embajadores del mejor sabor español. Porque, sin duda, esta potente bebida merece su lugar de honor junto al gin-tonic o el emergente mezcal. Y es que, según nos explican desde González Byass, los jóvenes de nuestro país tienen cada vez más educado el paladar, y por eso se vuelven tendencia los espirituosos más complejos y de alta graduación. Así que parece natural que los públicos jóvenes y de mediana edad redescubran (o se inicien, en la mayor parte de los casos) en los profundos matices de esta bebida con solera.

En La Verónica, por ejemplo, Mariana Gyalui ha incorporado el brandy Alexander, un goloso trago hecho con Lepanto, crema de cacao, nata líquida y nuez moscada. Según explican en la bodega, se trata de una bebida muy típica del pub inglés que fue creada para la boda de la princesa Victoria Alexandra en Londres en el año 1922. Si se prefiere algo más sencillo, podremos decantarnos por el Lumumba (en honor al político congoleño Patrice Lumumba). Eso sí, aquí se sirve con hielo (como se hacía en la España de los años 80), y no caliente como se estila en los mercadillos navideños de Alemania y los Países Bajos.

 

El globo cóctel Alexander, servido en La Verónica.
El globo cóctel Alexander, servido en La Verónica.

 

En La Vanduca (nuevo proyecto de los hermanos malagueños Van Dulken Calleja) sirven el cóctel Sidecar, una mezcla de brandy, triple seco y zumo de limón. Parece ser que su creador fue Harry MacElhone, fundador de una de las mecas del cóctel -el Harry’s Bar de París- y autor del Bloddy Mary. Desde luego, no está la cosa tan clara, porque el parisino Hotel Ritz reclama su creación y presume de servir el Sidecar más caro del mundo, por unos nada asequibles 1.350 euros cada copa. Como decía el torero, hay gente “pá tó”…

Sol y Sombra moderno

Uno de los must del momento del barrio de Salamanca, el Gordo de Velázquez, elabora cada día el Horse’s Neck, a base de brandy Lepanto, ginger ale, cáscara de limón y amargo de Angostura. Este clásico de la época de la Ley Seca, muy popular actualmente en Estados Unidos, aparece en títulos cinematográficos como «Sombrero de copa» o «En un lugar solitario». Y, como hay mucho orgullo patrio, en este local podemos disfrutar también de una versión más moderna y fresca de nuestro «Sol y Sombra», un combinado cien por cien español.

Si nos gustan los restaurantes con encanto y la cocina casera, entonces deberemos recalar en Julieta Bistró, un coquetísimo espacio regentado por dos italianos que se han rendido a nuestra bebida nacional. Aquí sirven el Brandy Sour, (con brandy, zumo de limón y Angostura), que curiosamente se considera la bebida nacional de Chipre. La creación de este cóctel, de aroma y sabor muy mediterráneo, se remonta al año 1930 y se le atribuye a la familia Haggipavlu en su hotel Forest Park. Al parecer, el rey Farouk de Egipto lo popularizó tras hospedarse allí durante unas vacaciones. Y es que, por su color parecido al té helado, esta bebida resultaba perfecta para cualquier musulmán que quisiera beber alcohol sin que nadie lo notara…

En Sudeste Asiático y Latinoamérica el brandy se consume, sobre todo, con otros refrescos. Y, por supuesto, todos estos locales nos ofrecen la posibilidad de consumirlo así, como otras bebidas como la ginebra o el vodka. Y los puristas que no chisten, porque el propio Consejo Regulador del Brandy de Jerez apunta que la cola, la naranja, la tónica o el ginger ale maridan perfectamente con esta bebida. Por supuesto, y más si nos vamos a decantar por el Lepanto, el brandy Solera Gran Reserva de la bodega andaluza, no estará de más que lo probemos solo o con hielo, opciones óptimas para disfrutar de toda la complejidad de este destilado, que envejece durante 12 años en botas de roble americano que contuvieron vino Fino, lo que le da un gusto mucho más elegante.

La verdad es que no nos faltan razones a los españoles para estar orgullosos de nuestro destilado más conocido. De hecho, es el más más exportado de España, y podemos presumir de ser uno de los principales elaboradores a nivel mundial. Y está en auge porque, aunque el 50 % de la producción nacional se queda “en casa”, la gran demanda que está experimentando en los mercados internacionales (sobre todo en  México, Italia, Alemania, Gran Bretaña y Filipinas)  empuja su crecimiento. De hecho, en estos países está tan de moda que ha llegado a convertirse en el espirituoso más consumido. Si viajas a alguno de estos países, ya sabes que pedir.

Bonus Track: Tres brandis para iniciarnos en el mundillo

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Luis Felipe: Probablemente, uno de los brandis más apreciados y queridos por aquellos que consumen esta bebida. La bodega está en La Palma del Condado y fabrica incluso licor y vinagre con las mismas y estrictas medidas de calidad. Un regalazo para un padre, da fe quien esto escribe. La botella no suele bajar de los 90 euros.

jaime el bueno
Jaime I: Las Bodegas Torres cuentan con una gran tradición en el Penedès, una de las zonas con mayor producción de brandy de España, por cierto. Con este delicioso destilado, esta empresa familiar homenajea a su fundador (Jaime Torres Vendrell) y a su innovador y valiente espíritu. Procede de vinos blancos de la variedades Parellada, destilados en alambiques de cobre, en un lento y sofisticado proceso artesano. Cuesta unos sesenta euros aproximadamente.uno-en-mil
Uno en Mil: Más económico (unos 26 euros por botella), acapara grandes críticas por los consumidores. Es de la bodega jerezana Romate, y procede de botas de holandas seleccionadas y numeradas. Su envejecimiento, según explican ellos, le aporta unos matices muy acorde con los que exigen los paladares actuales.

 

Rosalía Martínez

Aunque mi nombre es Rosalía Martínez, todo el mundo me conoce como Piti. Periodista gastronómica de profesión, tengo igual de inquietos el espíritu y el paladar, así que me apasiona viajar y descubrir sitios fantásticos para comer. Y contarlo y recomendar, claro. Epicúrea convencida. Cuando no como o viajo, leo y veo series.

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