Bell & Ross aterriza en Londres abriendo su primera tienda en Mayfair
Distinguido y sofisticado como es Mayfair, no podía ser otro barrio el elegido por Bell & Ross para el aterrizaje de su primera tienda en Londres. Galerías de arte con solera, hedge funds súper selectos, tradicionales pubs ingleses, exclusivos oyster houses, restaurantes de alta gastronomía, y por supuesto, las mejores tiendas de Londres conforman este barrio que simboliza la elegancia de la capital británica.
El emplazamiento concreto elegido para su nueva tienda es Burlington Acarde, una de las galerías comerciales más exquisitas de Mayfair donde marcas como Chanel, La Perla y Ladurée tienen tienda.
Además de estar presente en setecientos puntos de venta en más de sesenta países, con esta nueva boutique Bell & Ross cuenta ya con cuatro tiendas propias en Europa y catorce en todo el mundo. Según fuentes de la compañía, Burlington Acarde era el sitio perfecto de Londres para una marca que desde los inicios ha combinado la tradición, la elegancia y la alta tecnología relojera.
Como no podía ser de otra manera para una marca inspirada en el mundo aeronáutico, la tienda respira aviación en cada esquina. Con aires de aeroclub privado, los colores negro y beis característicos de la aviación quedan patentes a lo largo de la tienda. Negro en la fachada y en las estructuras metálicas de las vitrinas haciendo referencia a los acabados de los paneles de mandos de los aviones. Beis en el mármol, en la pared y las ventanas y en los elementos decorativos en oro y corian.
Y en una firma que une a la perfección tradición e innovación, el trabajo de renovación se ha llevado a cabo con un cuidado extremo para reflejar ese calculado equilibrio, conservando la esencia del espacio original y a la vez reflejar modernidad. La decoración revela asimismo la imagen de relojería de alta gama, a la que pertenece Bell & Ross, y sus valores específicos que giran en torno a la funcionalidad, la excelencia y la atemporalidad.
La tienda, distribuida en tres plantas, incluye zona de recepción, áreas de venta y espacios más reservados y tranquilos. Las líneas limpias, los materiales nobles y lujosos son detalles sutiles en puntos como el revestimiento de madera de nogal y el parqué de roble de espiga. La luz interior desprende un sutil tono dorado. Los toques verde grisáceo de la decoración evocan los colores de la aviación militar.
Entre tanto, se deja ver una cierta masculinidad sometida a lo refinado y chic. El mismo encanto y la misma simplicidad se encuentran hasta en el sofá y en las butacas tapizadas en verde petróleo, una referencia al camuflaje usado por los aviones de combate y al diseño funcional de los muebles atendiendo al estilo arquitectónico de mediados del siglo XX, momento en el que tuvo lugar el diseño de las estructuras de los aviones vintage. Las fotos enmarcadas sobre la pared hacen un repaso a la historia de la empresa.
Burlington Acarde es una dirección muy británica. Fue diseñado por el arquitecto Samuel Ward e inaugurado en 1819, época en la que se empezaron a construir pasajes de tiendas con techo alrededor para proteger del mal tiempo común en Londres.
Caracterizada por su techo de cristal, sus setenta y dos fachadas de caoba y sus bedeles, guardias privados ataviados con sombreros de copa empleados originalmente para mantener la seguridad de las cúpulas, y que siguen presentes hoy para asegurar a los clientes que la galería sigue siendo un refugio de calma. La Cúpula de Burlington se ha mantenido casi sin cambios desde que abrió sus puertas, a excepción del suelo, que ahora es de piedra.
Fiel a su vocación inicial de exclusividad, aloja únicamente tiendas elegantes e íntimas con una reputación forjada y dedicadas, sobre todo, a la venta de pieles, zapatos, piedras preciosas, perfumes, joyería y relojería. Algunas de estas tiendas de lujo son proveedoras de la familia real.