Akihabara y Ueno, tan cercanos y tan distintos
Del ajetreo entre los rascacielos de Akihabara al reposo entre los cerezos y ginkgos del parque Ueno, o de las estatuillas milenarias a las figuritas de plástico con heroínas del manga y anime, sólo hay dos paradas de metro. Eso es lo que separa ambos distritos tokiotas aunque entre ellos haya siglos de diferencia cultural, espiritual y estética.
Akihabara
Conocida como la ciudad de la electrónica debe su origen a que después de la Segunda Guerra Mundial se estableciera allí un mercado negro de aparatos electrónicos, debido a la escasez en la ciudad. Con los años llegaron las grandes marcas de electrónica y videojuegos llenando las fachadas con los llamativos carteles animados de neón que caracterizan al barrio.
En la última década, Akihabara se ha rendido al mundo del manga y del anime. Y lo frecuenta una de las múltiples tribus urbanas tokiotas, los otaku. Formada por jóvenes, principalmente chicos que, obsesionados por los videojuegos y el anime, se aíslan y tienen una vida social más bien pobre.
El mejor momento para visitar esta zona es en fin de semana porque es cuando las calles se cierran al tráfico y los más frikis aprovechan para disfrazarse de sus héroes favoritos. También es cuando los pachinkos, unas salas recreativas llenas de máquinas parecidas a las de pinball, se llenan hasta la bandera. Lo mismo pasa en los maid cafes, unas cafeterías súper cursis a la par que sórdidas en donde las camareras se visten como muñequitas, y en los centros comerciales donde se desata el frenesí consumista a la enésima potencia.
Otro lugar muy especial para los japoneses donde tomar algo es el AKB48 Café. Dedicado a este grupo idol femenino, aquí puede tomar uno de los platos diseñados por las chicas del grupo mientras ve sus vídeos o escucha sus canciones. Las AKB48 son 140 adolescentes vestidas de colegialas que han llegado a ser todo un fenómeno social en Japón. Sus cifras de venta son, literalmente, de Libro Guinness de los Récords, un solo sencillo vendió más de 1.900.000 copias en el primer mes de lanzamiento.
Los almacenes Yodobashi, formados por varios edificios, están repletos de productos tecnológicos. Los amantes de los videojuegos y la electrónica encuentran lo último en el mundo de la gadgets y la tecnología.
Aunque parezca mentira, también en Akihabara hay rincones en los que no hay aglomeraciones ni animaciones hechas de píxeles.
Bajo la antigua estación de ferrocarriles de Manseibashi, que en su momento fue punto clave del transporte, se esconde unas agradables galerías con cafeterías a la europea y pequeñas tiendas de diseñadores locales. Lo frecuentan los hispters tokiotas y la gente de las oficinas del barrio. Y un poco más al oeste, se encuentran el santuario Kanda Myojin, de más de 1.300 años de antigüedad. Como era de esperar y para no desentonar con el carácter del barrio, aquí en los ema (tablillas de oración) también cuelgan imágenes de heroínas del manga.
Por las inmediaciones de la estación de Kanda se concentran unas 160-180 tiendas de libros usados. Seguro que encuentra a los primeros héroes del manga como Oliver y Benji, Candy Candy y Heidi. Otro punto agradable y también menos masificado es el espacio 2k540 Aki-Oka Artisan dedicado a la artesanía. Situado bajo las vías elevadas del ferrocarril, entre las estaciones Okachimachi y Akihabara, está formado por galerías de arte, talleres, tiendas y un café. Aquí se dan cita artesanos de primer nivel y de exquisita sensibilidad.
Ueno
La colina de Ueno, que fue el primer parque público de Tokio, es un lugar de grandes cifras. Para empezar, por sus 600 cerezos de la especie Someiyoshino y por el elevado número de visitantes que recibe, sobre todo durante el mes de abril (cientos de miles al día); que es cuando se celebra el hanami o la tradición japonesa de observar las flores mientras se pasea y se disfruta de unos picnics bajo los árboles en flor. Más cifras elevadas son las 1.000 lámparas de papel que se cuelgan para iluminar las flores durante esas fechas.
Otros lugares de interés dentro del parque son los templos Kiyomizu Kannon-do y Benten-do. Además del estanque Shinobazu y el zoológico de Ueno, el más antiguo de Japón y donde las estrellas aquí son los pandas.
Siguiendo con las cifras de récord, en Ueno se encuentra la mayor concentración de museos y galerías de arte de Japón.
Uno de ellos, el Museo Nacional de Tokio, es el más grande de Japón y posee la mayor colección de arte japonés del mundo. Otro plan “menos cultureta” pero muy entretenido es ojear los puestos y tiendas de la calle Ameyoko, situada entre Ueno y Okachimachi.
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