Una breve ruta gastronómica por Berlín

Da igual ir con frío o cuando el verano invita a invadir las orillas del Spree a «indies», turistas y despistados. No importa que nieve o que llueva: Berlín siempre nos apetece, nos da ganas de volver. Decadente, rabiosamente actual, urbana hasta la médula, fría, acogedora, capital del ateísmo y centro espiritual para muchos. Un lugar para vivir la fiesta. Y la calle. Frente a la tranquilidad de sus paisanos otras capitales del país, el berlinés comparte con el español esa sanísima pasión por explorar lo que le rodea, los bares, sus gentes, sus locales, su vida cultural y sus restaurantes. Sí: aquí se come muy bien. Y les hemos preparado una breve ruta gastronómica por Berlín para que se hagan una idea.

 

La Soupe Populaire: diseño, arte y gastronomía.
La Soupe Populaire: diseño, arte y gastronomía.

 

La gastronomía berlinesa tiene algunas especialidades, como el codillo, las patatas con salsas y las salchichas (¿Quién no le hincaría el diente ahora a las exquisitas currywurst?). Pero no hay que olvidar que, ante todo, hablamos de un sitio que es un fabuloso Babel gastronómico, en el que uno de cada diez habitantes tiene origen foráneo. Por eso, los aficionados a los platos internacionales estarán de enhorabuena. Porque sí, podrán dar cuenta de una buena carne o atreverse con los arenques, pero, ante todo, se perderán en un sinfín de influencias indias, paquistaníes y de otras nacionalidades. Dejarse llevar por la intuición no es mala idea, tampoco lo es preguntar y aprovecharse de la amabilidad general. Pero nosotros hemos querido hacer una pequeña y personalísima selección de sitios de los que, estamos seguros, no saldrán defraudados. Por supuesto, que no falte la cerveza… Eso nunca.

Para darse un homenaje

Facil: En pleno corazón de Berlín es posible refugiarse en un pequeño oasis rodeado de plantas y con excepcionales vistas de la capital teutona. Es el ambiente, sin duda, que merece la excepcional y desborada imaginación a los fogones de Michael Kempf, un joven apasionado de los productos locales y de las verduras. Sus dos estrellas Michelin hacen más que conveniente una reserva, y preparse para desembolsar más de cien euros per cápita, claro.

Pauly Saal: Su cocina clásica, muy centrada en la sublimación del producto, y su excelente servicio, le ha valido una estrella Michelin a este restaurante que se alza donde antaño hubiera una escuela hebraica. Curiosa decoración, con lámparas de Murano y un misil que nos recuerdan la devastación por la que pasó la capital en la II Guerra Mundial. Pedir a la carta puede subir la factura más allá de los cien euros. Es muy recomendable decantarse por su menú diario (unos 45 euros) o degustar unos cócteles en su bar.

La Soupe Populaire: Tim Raue es, a sus 42 años, uno de los chefs más prometedores de Alemania y uno de los mejor dotados a nivel comercial. Después de una brillante trayectoria como cocinero y chef ejecutivo, en 2010 inició una fulgurante carrera de la mano de su esposa y maître, Marie-Anne Raue. Tres años después regenta varios locales, entre los que destacamos este personalísimo proyecto que aúna diseño, arte y gastronomía. Platos alemanes y prusianos desfilan en una nave industrial que albergó en su día a la fábrica de cerveza Bötzow. Rodeados de exposiciones de arte, los clientes disfrutan de los platos germanos de Michael Jäger, mano derecha del afamado propietario. ¿El precio medio? Unos 50 euros por comensal.

 

Agradables experiencias

En el Ankerklause dicen que se dejaba ver Quentin Tarantino.
En el Ankerklause dicen que se dejaba ver Quentin Tarantino.

 

Al Contadino Sotto le Stelle: La trattoria de Lucio Massaro es un lugar excepcional para disfrutar de la sabrosa tradición italiana que defiende a diario en su local del Mitte. Se trata, sin duda, de uno de los pioneros en darle a la cocina italiana el lugar que merece en la capital alemana, y merece mucho la pena disfrutar de un cena a base de sus pastas y platos italianos, muchos de ellos de denominaciones de origen. No decimos lo de «cena» porque queramos forzarles a acudir a esta hora. Es que abren a las seis de la tarde.

Dudu: En la frontera de Prenzlauer y el Mitte nos topamos con este vietnamita tomado en su mayoría por los modernos y gente guapa de la ciudad. Platos vietnamitas coloridos y sabrosos y otras propuestas asiáticas (que no falte el sushi, por supuesto). Ideal para disfrutar en verano de su terraza y comer a un precio asequible sin renunciar a un ambiente cool.

Ankerklause: Este clásico bar a orillas del río es el mejor enclave para descansar después de acudir al mercado turco y para disfrutar de la brisa, sobre todo cuando los días son más cálidos y soleados y se contagia del ambiente del clásico biergärten de la ciudad. Nos encanta la música que sale de su ya tradicional juke box. Mitad barco, mitad invernadero, es único.

 

«Imbiss»: comida asequible entre horas realmente buena

Una currywurst recién salida de los fogones del mítico Konnopke.
Una currywurst recién salida de los fogones del mítico Konnopke.

 

Los imbiss son los locales para picar entre horas y abundan en una ciudad en la que nos llevan años de ventaja en lo de cocinas non-stop. Te chivamos algunos de los imprescindibles:

Mustafa’s Gemuse Kebab: Ir a Berlín y no tomarse un kebab es raro. Pero es casi delito no acudir a pringarse bien las manos con los de este mítico establecimiento en el que, desde 2,90€, puedes disfrutar de un bocadillo de carne rotatoria excepcional. No se pierdan su web: es divertidísima.

Konnopke Imbiss : Debajo de las vías del metro de Schönhauser Allee encontramos este local algo destartalado, que atesora, sin lugar a dudas, una de las más famosas currywursts (salchichas con curry muy famosas en la ciudad), servidas con un riquísimo ketchup que elabora la familia propietaria con cuatro especias secretas y no poco secretismo. También están muy sabrosas las wienner.

Curry 36: Muy cerquita del kebab que hemos comentado está este otro gran clásico de la currywurst berlinesa en el barrio turco, Kreuzberg. ¿Cuál es mejor? Ante esa pregunta retrocedemos ante aquel «¿Tú quieres más a papá o a mamá?» de la infancia y les invitamos a que prueben ambas y deliberen ustedes mismos. En cualquier caso, échenle mucha salsa chillup, de creación propia: es adictiva.

 

Los cafés: un momento de tranquilidad

Bonanza: ¿El mejor café de Berlín?
Bonanza: ¿El mejor café de Berlín?

 

Grosz: Opulento y bellísimo, es uno de los cafés más hermosos de la ciudad. Imprescindibles desayunos de inspiración parisina o más germanos, es también un lugar perfecto para los golosos recalcitrantes, los que buscan disfrutar de un cóctel bien preparado (su bar es muy recomendable) o una comida elegante.

Bonanza: Un refugio para los verdaderamente cafeteros, regentado por enamorados de este fruto que tuestan ellos mismos combinando técnica y tradición para extraer lo mejor de sus bayas. Merece la pena pasarse por su local y ponerse en manos de sus baristas. Desde 2006, un sitio que nos enamora. Porque no hay nada más reconfortante que una taza de café.

 

 

Rosalía Martínez

Aunque mi nombre es Rosalía Martínez, todo el mundo me conoce como Piti. Periodista gastronómica de profesión, tengo igual de inquietos el espíritu y el paladar, así que me apasiona viajar y descubrir sitios fantásticos para comer. Y contarlo y recomendar, claro. Epicúrea convencida. Cuando no como o viajo, leo y veo series.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba