“Onírico” de Eduardo Guerrero en el tablao con más arte flamenco (y gastronómico), el Corral de la Morería

Si tiene previsto visitar la capital de España antes del 24 de febrero, quizás le pueda apetecer experimentar algo tan genuinamente español como es el arte flamenco. Estará en el sitio adecuado. Porque en esta ciudad se encuentra el Corral de la Morería, reconocido como “El Mejor Tablao Flamenco del Mundo” por el prestigioso Festival Internacional del Cante de Las Minas, y considerado por el New York Times uno de los mil sitios que ver antes de morir. Decimos el 24 de febrero porque es la fecha hasta la que estará en este emblemático local “Onírico”, lo último de Eduardo Guerrero, quien está considerado como la nueva estrella del baile flamenco del momento. En este espectáculo, el bailaor gaditano con su arrebatadora entrega y un gran dominio de la técnica y la tradición flamenca -paradójicamente exaltada desde un aire contemporáneo- lleva al espectador a un viaje extrasensorial donde se mezclan fantasía y realidad.

 

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Guerrero que comenzó con seis años a bailar, ahora se encuentra en su gran momento artístico.

 

Y si fuera poco, remata la experiencia flamenca la propuesta de alta gastronomía del establecimiento, capitaneada por el chef bilbaíno David García y que desde el pasado 21 de noviembre ostenta su primera Estrella Michelin. Es la primera vez que la cocina de un tablao consigue tal distinción.

Vendrá aquí por el arte flamenco y disfrutará además del arte gastronómico. O viceversa.

En verdad el flamenco es una experiencia que hay que vivir en persona para hacerse una idea más rica de lo que la cultura española abarca. Y con mayor motivo si uno es español. Para muchos es de esas cosas que… de tan patrias que son, están ahí y punto, no despiertan su atención. Y sin embargo es algo que hay que conocer, experimentar y tener criterio, al igual que se tiene de otros exponentes más que básicos de la cultura española como son controlar de nuestra historia, recorrer nuestra geografía, haber visitado el Museo del Prado, ido al futbol, vivido una Semana Santa en Sevilla o unas Fallas en Valencia, haber hecho el Camino de Santiago, e incluso leído el Quijote, por nombrar solo algunos.

Pero es que además está considerado un arte universal (patrimonio inmaterial de la humanidad por la Unesco). Un arte muy expresivo, muy plástico y en constante evolución. Un espectáculo en el que confluyen cantes profundos y desgarradores, la armonía de la guitarra que los acompaña, el ímpetu del zapateado y de las palmas y el magnetismo de los movimientos y gestos. Todo ello cautiva a quien lo presencia. Como bien dice Turismo de España en su página web, “usted mismo podrá comprobar cómo, sin quererlo, se va a sentir invadido por la emoción y el sentimiento que trasmite este género”.

Además de estar claramente ligado a nuestra esencia, el flamenco es un fenómeno cultural de magnitud mundial.

Eso sí, para adentrarse en este mundo hay que hacerlo en el mejor sitio, donde este arte sea auténtico y de raza. De la misma manera que para gozar la moda es ir a un desfile de alta costura de la imprescindible Chanel o de la excéntrica Maison Margiela; o para apreciar la ópera es ir a La Scala de Milán o a la Ópera de Viena, y para cultivar el paladar, ir a un restaurante con estrellas Michelin. En flamenco, el sitio bien podría ser Corral de la Morería, el tablao más antiguo (inaugurado en 1956) y por el que han pasado los mejores artistas de este arte, como Pastora Imperio, La Chunga, Antonio Gades, El Cigala, Antonio Canales, Rafael Amargo, y por supuesto Blanca del Rey, la copropietaria y Directora Artística; quien además ha sido reconocida, entre otros premios, con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2016 por su trayectoria como bailaora y coreógrafa. “No hay muchos negocios que estén regentados por una Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes”, señala su hijo y copropietario y codirector de Corral de la Morería, Armando del Rey.

Onírico, su nombre lo dice todo

El espectáculo comienza con el artista jerezano Fernando Soto cantando entre el público su particular versión del “Por la calle de Alcalá” para hacer un guiño a la ciudad de acogida. Así entonando “… lleve usted nardos caballero, …”, pasea al público por la madrileña calle al son de las palmas y el compás de su tierra jerezana. Con Soto, la sobriedad de lo castizo se transforma en lo fiestero de las bulerías y arranca más de una sonrisa. De alguna manera, lo “onírico” sale ya a relucir pues el espectáculo arranca con una proyección onírica y al mismo tiempo real de este mítico pasodoble.

Acompañado de redobles, el maestro de ceremonias continúa: “Señoras y señores, bienvenidos al Corral de la Morería, el templo del arte y de la sabiduría. Esta noche van a disfrutar de un espectáculo inolvidable de la baja Andalucía, más precisamente de la ciudad de Cádiz…” para dar pie a introducir con gran ímpetu el nombre del bailaor gaditano: “¡Eduardo Guerrero, un bailaor que es un atleta, un bailaor que lleva la furia en las venas, un bailaor de piel morena!”.

El bailaor se vale de la cercanía que ofrece el lugar para hacer que el espectador toque la emoción.
El bailaor se vale de la cercanía que ofrece el lugar para hacer que el espectador toque la emoción.

 

Guerrero que comenzó con seis años a bailar, ahora se encuentra en su gran momento artístico. Tras premios como el prestigioso “Desplante” en el Festival Internacional del Cante de las Minas, haber sido estrella invitada en el Bolshoi de Moscú, y tras regresar de una gira internacional, interpreta Onírico en Madrid, un espectáculo único.

Del bailaor dicen los críticos: “Lleva al límite cualquier movimiento corporal que pase por su mente”, según Martín Martín, de El Mundo; “Su baile está plagado de elementos, es intenso, de zapateado poderoso, de remates espectaculares y finales dramáticos” para Marta Carrasco, del ABC; “Es un bailaor total, con una técnica portentosa que bebe de los clásicos y los actualiza”, para Juan Vergillos, del Diario de Sevilla. En la misma línea, Blanca del Rey expresa: “Hace un flamenco muy puro y al mismo tiempo muy vanguardista. En él veo la flamencura profunda de Vicente Escudero y la forma de soñar y respirar la pintura de Dalí”.

En este espéctaculo que ha creado para Corral de la Morerría, todas esas reseñas se confirman viéndole en el escenario. El gaditano atrapa a los espectadores con su baile. De movimientos tan impetuosos como elegantes que quitan el hipo. Sus zapateos se acentúan con el sonido de estar realizándolos a dos pasos de uno mismo. Y sí, de alguna manera todo toca lo onírico entre una escenografía muy cuidada de luces y sombras.

Quiebros espectaculares. El público con claridad siente distintas emociones al bailar el gaditano.
Quiebros espectaculares. El público con claridad siente distintas emociones al bailar el gaditano.

 

Acompaña a Eduardo Guerrero en Onírico, la bailaora gaditana María Moreno, tan pequeña de altura pero tan rotunda, grande y arrolladora en su baile, “sobrecogedora, brutal, muy firme”, según Silvia Cruz Lapeña y “con gestos de flamencona vieja”, para Estela Zatania, ambas periodistas en deflamenco.com. Los cantes poderosos y dolientes corren a cargo de tres grandes voces femeninas como son Samara Montañez, Pilar Villar y Anabel Rivera, y las masculinas de Miguel Rosendo, Jesús Flores y Manuel Soto. Completan el elenco los guitarristas Javier Ibáñez, Juan José Alba y Fernando del Morao.

María Moreno, rotunda, grande y arrolladora en su baile.
María Moreno, rotunda, grande y arrolladora en su baile.

 

Corral de la Morería ha creado a lo largo de su historia conceptos de vanguardia que han hecho evolucionar el flamenco. Para Guerrero, Onírico es su propia aportación a esa vanguardia.

Una opción de disfrutar todavía más de la experiencia es complementar el espectáculo cenando en un Estrella Michelin. Allí mismo, sin salir del local. David García convierte la experiencia gastronómica Michelin en algo único en el mundo al formar parte de un tablao flamenco. Con sus solo cuatro mesas, es uno de los restaurantes de alta gastronomía más pequeños de Europa.

Para todos aquellos que no han vivido aún lo que se siente en un tablao, sin duda una oportunidad es asistir a este Onírico, de Eduardo Guerrero, en el templo flamenco de la Morería, que estará hasta el 24 de febrero. Sentir de cerca la pasión y la energía que transmite este espectáculo resulta una experiencia extraordinaria. Y, en cualquier caso, tendrá ya la capacidad de opinar con criterio sobre el arte flamenco.

 

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