Cuatro destinos franceses para cultura e historia vividas desde otro ángulo

Además de su patrimonio natural, a Francia no le faltan sitios culturales e históricos que descubrir y redescubrir y museos que visitar –sólo en París hay más de 150–. Muchos monumentos y museos emblemáticos aprovecharon la pausa de cierre obligada por la Covid para repensar su diseño o reimaginar sus exposiciones, lo que promete una nueva perspectiva y muchas sorpresas tanto para los visitantes que acuden por primera vez como para los que regresan. De esta manera, una serie de atracciones nuevas o reformadas, como el Museo Proust en Normandía y la Cité des Vins et des Climats en Borgoña, o la Bourse de Commerce – Pinault Collection y el Hôtel de la Marine en París, están de vuelta para dar la bienvenida a un público ávido de pura grandeur francesa. Algunas opciones menos conocidas pero bien interesantes son estas:

El nuevo “Musée Subaquatique” de Marsella

Ver el refugio secreto de María Antonieta

Abandonado a la ruina durante casi dos siglos antes de ser restaurado en 2018, el Hameau de la Reine sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del Chateau Versailles.

Construido entre 1783 y 1786, esta aldea modelo enclavada en el dominio del Petit Trianon fue, durante unos pocos años, el refugio de María Antonieta de las miradas indiscretas de la Corte y de todas sus intrigas. En este lugar con encanto discreto, María Antonieta cumplió su deseo de llevar una vida más sencilla, representando una versión idealizada de la vida en el campo.

Sigue los delicados pasos de la joven reina a través del encantador refugio, recorre el lago artificial salpicado de coquetas casitas con entramado de madera, pasea por el molino de viento ornamental, el faro, el lavadero levantado sobre pilotes y la lechería antes de pasearse por la Casa de la Reina, impecablemente renovada y amueblada. Después de la visita, no dejes de pasar por la espectacular capilla real, cuya fachada recién reformada fue inaugurada esta pasada primavera.

Otra forma de recordar la batalla de Verdún

La ciudadela subterránea de Verdún, en el noreste de Francia, recientemente acondicionada para el siglo XXI, ofrece una imagen aún más conmovedora del estancamiento más largo y sangriento de la Primera Guerra Mundial.

Una nueva exposición de realidad aumentada, con pantallas interactivas, evocadores paisajes sonoros y paseos en vagón, ofrece ahora una vívida visión del decisivo papel logístico del complejo secreto durante la batalla de Verdún, que puedes ver en citadella-souterraine-verdum.fr.

Esta ciudad subterránea de gran escala, albergaba no solo una red de salas de guerra y oficinas, también inmensos dormitorios para las tropas, depósitos de pólvora y municiones para abastecer el frente, una capilla, una enfermería y una panadería que suministraba entre 30.000 y 40.000 raciones al día.

Unos 1.500 hombres trabajaban y vivían en la ciudadela, mientras que hasta 4.000 pasaban por sus galerías. Es también dentro de sus túneles donde tuvo lugar la selección del Soldado Desconocido en noviembre de 1920.

Darse un baño (literal) de cultura en Marsella

El primer museo subacuático de Francia (musee-subaquatique.com/fr) está listo para causar furor en Marsella. Desde este verano, los bañistas, buceadores y submarinistas pueden zambullirse en la galería sumergida del Musée subacuático y contemplar gratuitamente sus 10 esculturas ancladas en el fondo marino a 100 metros de la Playa de los Catalanes.

Más que un parque de esculturas subacuáticas que contemplar, este museo sumergido tiene como objetivo sensibilizar sobre los problemas medioambientales y proteger los ecosistemas marinos.

Para provocar la menor alteración posible al fondo marino, cada obra de arte de dos metros, entre ellas ocho ya instaladas a cinco metros de profundidad, está fabricada con cemento de pH neutro y hace las veces de “arrecife artificial” proporcionando refugio y hábitat a la vida marina.

Descubrir el eterno enigma de Carnac

¿Listo para desvelar los secretos milenarios de los misteriosos alineamientos de Carnac? Erigido en torno al 6.000 a.C. a lo largo de la escarpada costa de Bretaña, este denso conjunto de 3.000 piedras erguidas sigue desconcertando a los arqueólogos de todo el mundo. ¿Monumentos religiosos? ¿Un templo de culto a la luna o al sol? ¿Un calendario agrícola? ¿O tal vez, según una sorprendente leyenda, un ejército romano petrificado? Las teorías sobre su origen y significado abundan. Aunque nadie ha descubierto la verdad, se cree que sirvieron como una especie de espacio funerario sagrado.

Descubre en menhirs-carnac.fr/es como abrirte paso a través de los innumerables megalitos, pasa por los túmulos y métete en los antiguos dólmenes, ya que también te sorprenderán los inescrutables gigantes de granito de Carnac.

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