Caray, el restaurante de moda donde además se come bien

En plena burbuja gastronómica, cualquiera que visite Madrid podría elegir comer y cenar cada día en un restaurante “de moda” y estar durante un mes, por lo menos, sin repetir establecimiento. Pero no es infrecuente que detrás de una decoración llamativa o notable se esconda una carta mediocre con unos precios que no lo merecen.

Por otro lado, hay ocasiones en las que el ambiente es importante y no te apetece quedarte pegado al suelo por más que ese local cuasiclandestino del que todos hablan ofrezca el mejor dumpling de la ciudad. Sin embargo hay sitios que son nuevos, realmente bonitos y diferentes (no meras fotocopias de estilo industrial) y donde se come realmente bien y a precios razonables. Hablamos de lugares como Caray, el restaurante con nombre de interjección que en menos de cuatro meses es un imprescindible del gastropanorama de la ciudad de Madrid.

restaurante Caray

Situado en plena Milla de Oro (en la esquina del Hotel Meliá Fénix y nada lejos del Ten con Ten), este local es el sueño cumplido de Alberto Rodríguez Piñón, siete veces campeón de pádel absoluto, que ha sabido dar forma a lo que para él tenía que ser el restaurante ideal. Y un gran restaurante tiene que tener, por fuerza, un gran cocinero. En los fogones de Caray encontramos al chef y dueño de La Montería (un clásico de la ciudad) Miguel Ángel Román, que hace gala de su dominio de la cocina española apoyado por su hijo Adrián. Junto a ellos está el sumiller Valerio Carrera, que ha elaborado una carta extensa en referencias donde encontramos una interesante selección de vinos españoles, franceses, neozelandeses y estadounidenses, por citar solo unas pocas “nacionalidades”. Por cierto que la opción por copas es generosa.

La cocina es española tradicional, aunque, como no podía ser menos en un establecimiento de estas características, muy actualizada y con toques de autor. Entre los entrantes destacamos las sardinas marinadas con tapenade y queso de Cantagrullas, procedente de una pequeña quesería vallisoletana que cualquier “ratón” que se precie debe probar. Están ganando justa fama el pulpo frito con puré de boniato, las croquetas de ortiguillas (una sabrosa anémona) o las gambas gabardina invertidas (para comer de la cabeza al rabito) gracias al correcto punto de la fritura y a sus contundentes sabores. Estos tres platos son perfectos para compartir. También hay pescados como la merluza con tirabeques y carabinero o el rape con arroz y zamburiña, unos melosos y potentes callos, carnes rojas (se habla muy bien del solomillo de vaca mayor) y una corta pero interesante propuesta en caza, donde sobresale el tartar de ciervo y la perdiz al curry con arroz basmati y chutney de mango. La cinegética culinaria, para los Román, es un arte que dominan.

Como broche final podemos optar por una tabla de buenos quesos o bien por algo más dulce, como la tarta fina de manzana o las galletas de canela caramelizada sobre tiramisú, aunque los más lambrones deberían rendirse al chocolate con chocolate, que así se llama este goloso postre.

Restaurante Caray

Es obligado hablar en este caso, como decíamos más arriba, del envoltorio de este espacio, obra de uno de los decoradores más reconocidos de España, Lorenzo Castillo. Pionero en la unión en sintonía de estilos, el otrora anticuario ha ideado un espacio elegante, sofisticado y moderno a un tiempo, con amplios techos, predominio de verdes y dorados y maderas cálidas. Un restaurante de los que podrían encontrarse en Nueva York o Londres, ciertamente. A muchos, más amigos del minimalismo imperante, puede resultarles excesivo o no gustarles, pero en cualquier caso Castillo ha hecho bien los deberes, y Caray es Caray, tiene su propio estilo y no ha caído en la moda de convertir a los restaurantes en ovejas Dolly (por lo del clon, entiéndase). El punto más espectacular del restaurante es, sin duda, su impresionante barra ovalada de malaquita rusa, un espacio perfecto para tomar una copa o cóctel y confiarse al buen hacer de Patrizia y Emilio, los barmen a los mandos.

restaurante Caray

En definitiva, Caray, el restarurante de moda, es un lugar donde saborear de una excelente cocina española revisada por un ticket medio de unos 50 euros (vino aparte) para todos aquellos que valoren la decoración (con un toque moderno, quedan avisados) y que quieran disfrutar comiendo. Debido al boca a boca y a que últimamente aparece en muchos medios suele estar muy solicitado, así que no conviene, en ningún caso, acudir sin reserva. Por esto mismo puede resultar algo ruidoso, así que para citas sumamente románticas u oídos muy sensibles, quizá no sea la mejor opción. Los estómagos agradecidos y los ojos ávidos de algo inusual encontrarán un espacio a su medida.

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Caray (Calle Hermosilla 2)

Teléfono: 91 485 7801

Horario: Abre todos los días de 13:00 a 24:00. Jueves, Viernes y Sábado hasta la 01:00.

Servicio de Aparcacoches.
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Rosalía Martínez

Aunque mi nombre es Rosalía Martínez, todo el mundo me conoce como Piti. Periodista gastronómica de profesión, tengo igual de inquietos el espíritu y el paladar, así que me apasiona viajar y descubrir sitios fantásticos para comer. Y contarlo y recomendar, claro. Epicúrea convencida. Cuando no como o viajo, leo y veo series.

3 comentarios

  1. Muy bueno el artículo, la descripción tanto del ambiente como de los atrayentes platos hace que te enamores del sitio. Sin duda habrá que ir a comprobarlo.

    Gracias.

  2. Muchas gracias Clara, nos alegra que te haya gustado el artículo y el restaurante. Y seguro que si vas a Caray no te decepcionará, está teniendo buenas opiniones entre los críticos gastronómicos.

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